miércoles, 30 de julio de 2008

Nunca en buena

Si hay algo que no puedo entender es la manía insana y malvada de querer terminar 'en buena' con un ex. Eso no funciona, no importa cuántas veces lo hayas hablado con él antes, ni lo civilizados que creas que son ambos. El hecho es que cuando llega la hora de la verdad, ningún motivo puede ser lo suficientemente lindo como para quedar 'de amigos', al final es sólo una burda excusa para tentar la reconciliación o, en el peor de los casos, autolacerarse buscando saber detalles sobre la nueva vida de él (o ella, depende de qué lado estés) y tratar de seguir siendo parte, sentirte cercana a lo que inevitablemente vas dejando atrás.

Y al final te das cuenta que fuiste estúpida, que en realidad era más sano odiarse un poco, dejar pasar unos años, y entregarle al destino la chance de reencontrarse cuando de pronto te encuentres con 'la' carta que se salvó de la catástrofe o te pilles con él una tarde de shopping, con la alegría autóctona de ver a un viejo amigo. Es cruel, pero tú no tuviste que aguantarte sus malos ratos luego que terminaron, hay cariño cómodamente aséptico entre los dos pues ambos saben que ni locos volverían a estar juntos.

Pero hay exs que se empecinan en querer demostrar que 'está todo bien' y te obligan a mantener una 'amistad' sádica porque ni siquiera te dejan enojarte legítimamente, por muy conchesumadres que hayan sido contigo. Es como si todo tu rencor y odio, en vez de dejarlo tener su ciclo normal, tuvieras que comértelo y dejar que fermente dentro tuyo y te indigeste, porque simplemente parece que no tienes el derecho a decirle que lo detestas y que por su propio bien sería positivo que desapareciera de tu vida, tu MSN, tu facebook, y en lo posible dejara de aparecer en tus conversaciones con tus amistades, porque desarrolla rápidamente la habilidad de colapsar tus círculos sociales porque 'son personas que siempre le agradaron pero que nunca antes se dio el tiempo de conocer'... ¡las pelotas! aparte de querer culparte de su anterior autoostracismo social, bien sabe que tú no has llamado a ninguno de sus amigos para tomar un café por una mínima noción de respeto.

Es imposible 'terminar en buena' con él, porque piensa que ese 'ser amigos' le otorga una extraña amnistía sobre todas las mariconadas que te hizo antes e incluso se da el derecho de aparentar contigo una intimidad que ya no existe o que nunca existió, y de pronto te sale con idioteces como ponerte ingeniosos apodos que detestas y que sabe que detestas sólo por molestar. Es una relación incómoda porque al final tú también sabes que tu presencia le molesta, y quizás por eso mismo se haya puesto tan cabrón.

¿Acaso vale la pena toda esa mala leche por un "de amigos" en el record? Supones que no, y quisieras que fuera como el amigo viejo que te pillaste en la tienda de discos, pero sigues atada a esa enfermiza realidad porque él, empecinado en ser 'civilizado y buena gente', no te deja hacer las cosas como corresponden y quemar sus fotos en la misma ceniza que consumió su amor... por otra.


Liss

domingo, 27 de julio de 2008

"El" ex

Casi todas las mujeres tenemos lo que a mí me gusta denominar como "el" ex (o "tha" ex si les gusta agringar el asunto). "El" ex es, sin importar el número de exs, el que te dejó marcando ocupado por harto tiempo. No necesariamente porque lo siguieras queriendo después de haber terminando, aunque puede ser una opción. De hecho, hay un sinnúmero de factores que pueden hacer que el protagonista de una relación pasada se convierta en "el" ex.


Las razones para que una ex pareja se vuelva "el" ex son muy diversas. Van desde que te hizo algo realmente cabrón y te quedaste resentida con él por mucho tiempo, y aún en el presente, por más tiempo que haya pasado, cuando te acuerdas te dan ganas de meter sus genitales en una licuadora, o al menos verlo fracasado y decadente para poder reírte de él y sacarle en cara lo bien que tú estás. Puede ser que no te haya hecho algo tan cabrón pero igualmente te hayas quedado resentida o dolida por algo, y eso te haya dificultado superarlo. Puede que haya sido tu primer amor o tu primera relacion seria. Quizas simplemente duraron muchos años y eso hace que te cueste tanto olvidarlo o acostumbrarte a la vida sin él. O quizás fue uno de esas relaciones en las que hubo tantas idas y vueltas que parecían protagonistas de una teleserie cuya trama los creadores ya no saben como seguir alargando. En fin, creo que entienden a lo que voy.


Mi ex, ése al que me gusta referirme como "el" ex, es Alonso. Creí que era la mujer de su vida y él hombre de la mía. Hasta que, previsiblemente, no bien terminamos de forma definitiva, encontró a su verdadero amor y todas las situaciones que estaban mal en su vida cuando yo lo conocí se arreglaron como por arte de magia, dejándole a la novia nueva el duro camino lleno de espinas que yo tuve que recorrer durante la relación convertido en un jardín de margaritas (no de rosas porque eso significaría que tienen que haber espinas). Yo solo fui un paso más para llegar al lugar en el que realmente debía estar. Un error del cual aprender. Una experiencia que lo ayudó a madurar para que otra se lleve los frutos. Y aunque suene resentida, obsesiva, piscópata y amargada, la verdad es ésta: me jode que otra se lleve los frutos que yo coseché.


Y lo cierto es que, a estas alturas, después de tantos tropiezos, de conocer a emocionalmente lisiados, piscópatas que parecían salidos de una película de asesinos seriales, galanes con diálogos mal ensayados, hombres con Síndrome Peter Pan (más conocidos como los clásicos pendejos que se niegan a madurar) y suficientes freakis para comenzar mi propio circo (o, al menos, un reality bien bizarro), cada vez me importa menos que tan resentida, obsesiva o amargada suene, y más, ser realmente honesta, dejarme de eufemismos, olvidarme de lo políticamente correcto, aunque sólo sea en un blog y acaso sólo sea por medio de un blog, y empezar a decir las cosas por su nombre.


Faye

sábado, 26 de julio de 2008

Mejor maldita que huevona

Yo siempre quise ser la mujer más importante en la vida de los muchachos que estuvieron a mi lado. Esa mujer que ellos adoraran y no pudieran olvidar. Por eso, inconscientemente, busqué a hombres que tuvieran en un altar a una mujer (no la mamá, claro).

Y las cagué. Porque todos ellos tuvieron en su mente a su ex. O a una mejor amiga. Ja. Pero fueron "hombres correctos en el momento y lugar equivocado", porque esa es la verdad. No eran malos: yo era la estúpida.

Yo fui la ex buena amiga. La que nunca debió ser polola. La que no le causaría celos a la siguiente porque es ingenua y no molesta. Pero en estos casi dos años de soltería he aprendido que el pasado es pasado y que, antes de temer que lo malo se devuelva, es mejor temer las profundidades a las cuales una puede llevarse. Y dejarse caer o darle la oportunidad a otros para que te hundan es IMPERDONABLE, damas.

Es mejor quedar como maldita que como huevona, porque al menos la primera puede defenderse y decir que "exageran, sólo tuve más carácter que él", pero la segunda no tiene buenas excusas.


Mil Diez


 
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