domingo, 27 de julio de 2008

"El" ex

Casi todas las mujeres tenemos lo que a mí me gusta denominar como "el" ex (o "tha" ex si les gusta agringar el asunto). "El" ex es, sin importar el número de exs, el que te dejó marcando ocupado por harto tiempo. No necesariamente porque lo siguieras queriendo después de haber terminando, aunque puede ser una opción. De hecho, hay un sinnúmero de factores que pueden hacer que el protagonista de una relación pasada se convierta en "el" ex.


Las razones para que una ex pareja se vuelva "el" ex son muy diversas. Van desde que te hizo algo realmente cabrón y te quedaste resentida con él por mucho tiempo, y aún en el presente, por más tiempo que haya pasado, cuando te acuerdas te dan ganas de meter sus genitales en una licuadora, o al menos verlo fracasado y decadente para poder reírte de él y sacarle en cara lo bien que tú estás. Puede ser que no te haya hecho algo tan cabrón pero igualmente te hayas quedado resentida o dolida por algo, y eso te haya dificultado superarlo. Puede que haya sido tu primer amor o tu primera relacion seria. Quizas simplemente duraron muchos años y eso hace que te cueste tanto olvidarlo o acostumbrarte a la vida sin él. O quizás fue uno de esas relaciones en las que hubo tantas idas y vueltas que parecían protagonistas de una teleserie cuya trama los creadores ya no saben como seguir alargando. En fin, creo que entienden a lo que voy.


Mi ex, ése al que me gusta referirme como "el" ex, es Alonso. Creí que era la mujer de su vida y él hombre de la mía. Hasta que, previsiblemente, no bien terminamos de forma definitiva, encontró a su verdadero amor y todas las situaciones que estaban mal en su vida cuando yo lo conocí se arreglaron como por arte de magia, dejándole a la novia nueva el duro camino lleno de espinas que yo tuve que recorrer durante la relación convertido en un jardín de margaritas (no de rosas porque eso significaría que tienen que haber espinas). Yo solo fui un paso más para llegar al lugar en el que realmente debía estar. Un error del cual aprender. Una experiencia que lo ayudó a madurar para que otra se lleve los frutos. Y aunque suene resentida, obsesiva, piscópata y amargada, la verdad es ésta: me jode que otra se lleve los frutos que yo coseché.


Y lo cierto es que, a estas alturas, después de tantos tropiezos, de conocer a emocionalmente lisiados, piscópatas que parecían salidos de una película de asesinos seriales, galanes con diálogos mal ensayados, hombres con Síndrome Peter Pan (más conocidos como los clásicos pendejos que se niegan a madurar) y suficientes freakis para comenzar mi propio circo (o, al menos, un reality bien bizarro), cada vez me importa menos que tan resentida, obsesiva o amargada suene, y más, ser realmente honesta, dejarme de eufemismos, olvidarme de lo políticamente correcto, aunque sólo sea en un blog y acaso sólo sea por medio de un blog, y empezar a decir las cosas por su nombre.


Faye

2 comentarios:

una Nadia dijo...

Notable...
Hoy en día soy la mujer más feliz en brazos de otro hombre, pero no puedo dejar de recordar con rabia a 'ese ex' del que hablas.
¿Será que se conciertan para arruinarte la vida post relaciones?

Anónimo dijo...

Yo creo que en parte es dejarlo pasar... al final sólo tú terminas amargándote y él feliz y campante.
No lo dejes, no te rindas ante esa injusticia.
Fuerza!

 
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