A veces creo que la fuente de mis conflictos está en la infancia, cuando me da por ponerme medio psicoanalítica y empiezo a buscar la raíz de mis problemas amorosos en el Edipo o las relaciones interpersonales que construí cuando niña. El asunto es que nunca he logrado encajar en un prototipo de algo así como normalidad, entendiendo por normalidad lo que la sociedad considera aceptable.
.
Nunca fui la reina de la fiesta de graduación. Tampoco la niña que encontró al amor de su vida en el colegio y siguió de novia con él hasta que terminaron la universidad para casarse. No fui perfecta ni popular, a ratos fui bastante antisocial, escondiéndome detrás de libros, dibujos, relatos, y comunicándome solo con mi mejor amiga. Ella era tan freak como yo, así que hacíamos un buen dúo.
.
Me habría gustado, a veces, que la historia hubiese sido así. Chica conoce chico, se enamoran, tiene todas sus "primeras veces" con él (primer beso, primera relación sexual, primer noviazgo, etc.), y acaban por casarse y pasar la vida juntos. Pero no fue así. No soy el "gran amor" de nadie, y nadie es el mío. No tengo una "historia perfecta", el príncipe azul. En vez de eso, tengo una sucesión de relaciones fallidas, unas más serias o largas que otras. Soy el tipo de personas que en vez de estar destinada a un solo gran amor, está destinada a dar un montón de tumbos y muchas equivocaciones antes de hacer algo realmente bien. En vez de una gran historia perfecta, una sucesión de pequeñas historias imperfectas, una serie de fragmentos.
Alonso fue mi relación más larga, y en muchos aspectos, también la más tortuosa. De ésas en las que te quedas luchando por la relación aunque sabes que estás luchando sola, y todas las noches antes de dormir te aguantas las ganas de llorar porque sientes que el barco se hunde y no puedes hacer nada por salvarlo, por más que lo intentas. Y después de un tiempo te das cuenta que quizás nunca debiste haberlo intentado tanto.
No me arrepiento de nuestras idas y vueltas. Creo que es perfectamente válido creer que si las circunstancias cambian, quizás las cosas puedan ser diferentes. Pero a veces pasa que no. Que cambian y cambian las circunstancias, pero no las personas. Y si cambian, no siempre es para bien.
.
Ahora lo veo todo tan claramente que me siento estúpida. Estúpida por haber dado absolutamente todo de mí porque funcionara, cuando él no daba nada. Estaba tan sumido en su propios problemas, en su propio ego (ese ego que no significa que seas una persona muy segura ni que irradies autoestima, sino que sólo piensas en ti, aunque sea de manera autocompasiva) que no hizo nada por nosotros. Y yo pensaba "Está mal, tengo que tratar de ayudarlo, yo puedo tratar de mantener la relación viva, aunque sea sola, yo lo llamo, yo voy a su casa, yo lo sorprendo con pequeñas cosas para que se sienta mejor". Ahora veo mi error. Le di todo en bandeja. El no tenía que hacer nada, yo hacía todo. Y de pronto, ya no había una relación, solo estaba yo, más sola que nunca, al lado de una persona que decía que me amaba, pero que no tenía ninguna acción ni gesto que lo demostrara.
.
Creo que el problema fue que Alonso fue el primer hombre que me amó, o al menos, dijo hacerlo. Y apareció tarde, cuando yo ya estaba en la Universidad, ya tenía un listado de relaciones fallidas, ya había tenido todas mis "primeras veces" con las personas equivocadas y pensé que nadie más me iba a amar. Que ésta no podía ser una relación fallida más, había que hacerla funcionar, como fuera. No iba a fallar por mi culpa, esta vez no lo iba a arruinar, iba a ser mi historia perfecta. Y así lo arruiné. Me entregué tanto que casi me perdí en el camino, y cuando las circunstancias por fin cambiaron y él declaró estar listo para amarme, ya era tarde. Yo estaba demasiado agotada y no tenía nada más para dar. Lo había dado todo. Volví con él y lo intenté, pero no lo logré y volvimos a terminar. Me rogó infinitamente, y cuando volvimos una vez más resultó que él se había hartado y comenzó a menospreciarme cada vez que tenía la oportunidad. Y a veces lo odio por no habérmelo dicho a tiempo, por haber aceptado volver sólo para hacer eso, para destruir los buenos recuerdos que podría haber guardado de él. Pero pienso que también debió hacerlo por las razones equivocadas. Que acaso también se aferró demasiado a mí pensando que si conmigo no resultaba, no resultaría con nadie. Pero resultó que sí había alguien y no era yo.
.
Ella es el gran amor de su vida y yo… no soy el gran amor de nadie. Sigo dando botes, y los seguiré dando, viviendo mi vida anormal y disfrutando de mis historias imperfectas. Pero al menos esta vez las disfrutaré y no me torturaré. Porque ante la certeza de que mi vida esta compuesta por esta sucesión de imperfecciones, ahora que finalmente lo acepté y no siento que tengo que forjarme la historia perfecta a costa de lo que sea, ya no tengo nada que perder, nada que arruinar, y puedo simplemente dedicarme a vivir tranquila.
.
Faye