martes, 9 de diciembre de 2008

Solidaridad Femenina

Hay una escena en “Jerry Maguire” (película por lo demás increíblemente sobrevalorada, como todas las de Cameron Crowe) que creo describe a la perfección la solidaridad femenina.

Está un grupo de mujeres (mujeres, no minas, porque todas tenían cara o de que se les había pasado el tren o que se tuvieron que bajar a la fuerza) reunidas en la casa del personaje de Renee Zelweger. Están todas quejándose a horrores de los hombres. Que son hediondos, que son insensibles, que siempre dejan arriba la tapa del water. Y así hasta el infinito hasta que entra en escena Tom Cruise.

Y a todas se les olvida de pronto las calamidades del género masculino y muy poco discretamente se empiezan a asomar escotes, piernas, sonrisas y cuanta invitación no verbal “Tómame y hazme el amor aquí y ahora”.

Para mí esa es la descripción perfecta de la solidaridad femenina: contigo, pan y cebolla… Hasta que aparezca un pico (perdón el vocabulario) de por medio, porque ahí cada cual se las arregla como puede.

Claramente existe la amiga fiel, la que apaña en las buenas y en las malas. La que celebra que hayas encontrado al fin un pinche y la que te espera con la botella en la mano porque el huevón de turno se mandó a cambiar con otra. La que te dice que estás gorda y deberías cerrar la boca y la que se preocupa cuando estás demasiado delgada. Su existencia es a las mujeres algo tan sagrado que muchos hombres temen, de verdad, a la mejor amiga. Pero la mejor amiga es singular, no plural. Y la solidaridad femenina no se resume al tácito pacto de fidelidad entre amigas, sino que se aplica al género entero.

Debo reconocer que mi opinión es un poco negativa y totalmente determinada por todas las amigas que tuve en la adolescencia que me juraron de guata “Ay, si en serio que no me gusta” y a la semana siguiente se andaban besuqueando con el chico que me gustaba. Pero también es algo que he podido observar repetirse en todas partes donde me ha tocado desenvolverme socialmente.

Los hombres cuando se juntan se tiran chanchos, ven fútbol, juegan Play y se ríen de la víctima de turno. Lo sé, porque en los últimos años he pasado rodeada de hombres y he terminado siendo parte clan (¿alguien dijo “My Boys”?). Y cuando uno de los machos lo está pasando mal, a no ser que la mina en cuestión haya sido muy perra hay un código implícito para resolver estas situaciones: aguantar, callar y beber cerveza. Pero nunca, jamás, descuerar a la mina en cuestión e irse en la mala.

En cambio las mujeres, una no alcanza a decir que ha terminado y ya están encima descuerando al rey muerto. Que era feo, que tenía mal aliento, que “igual siempre me miraba como buscando algo más” y, la clásica, “la tenía chica” (eso de que el tamaño no importa es mentira). ¿Qué tipo de solidaridad es esa?

Claro, pueden alegar y decir “es que una amiga no te diría eso”, pero recuerden que no estamos hablando de la amigui de la vida, sino del género en general, valga la redundancia.

¿O acaso nunca se han dado cuenta que es cuestión de minutos antes de que minas que jamás se han visto en la vida sean capaces de dar rienda suelta a los comentarios más ponzoñosos y malignos sobre X, Y o Z?

Por eso, a mí cuando me hablan de solidaridad femenina y Girl Power y toda esa patraña, prefiero mirar al cielo y hacerme la huevona (que igual no me cuesta).

Nada menos confiable y solidario y más peligroso que un grupo de minas con tiempo para ponerte atención.

La Rabiosa

5 comentarios:

MelyPaz dijo...

Lamentablemente, no somos hombres, así que no tenemos por qué comparar nuestras pautas sociales con las suyas. Aparte, creo que el pelambre ha existido desde siempre y sirve para quitarse un poco el peso de una ruptura, por ejemplo.

No seas tan dura con el género. Mal que mal, tú también eres mujer, supongo que también has pelado, te has quejado y cambiado de opinión. Y si no has elegido bien a tus grupos, bueno, ¡sigue participando! Dudo que seamos todas así.

Saludos!

Myriam dijo...

Ya dije alguna vez que no entiendo ni soporto al gremio. No tengo mayor apego al género femenino que al género humano, sino que prefiero valorar a la gente que tengo cerca por el cariño, no por si es hombre o mujer.

Comenzar con cosas como 'es que tú también eres mina', es como sacar a relucir los típicos discursos patrioteros del 18: 'es que zomoz shileeenos'. (0 apego a la patria tb... o por lo menos no más de lo estrictamente útil).

En realidad la 'solidaridad femenina' me produce la más completa de las indiferencias.

Saludos!

Nati Alabel dijo...

La verdad, me parece muy generalizado tu post.
No existe una solidaridad masculina.

No te lo digo con maldad o saña, pero a veces sos un poco machista.

Saludos

Anónimo dijo...

Supongo que lo que dices solo se puede equiparar a tu realidad, por que yo vivo una totalmente diferente.

Las personas con las que nos relacionamos son las que conforman nuestro mundo. Pero eso no significa que todo sea igual (esto me suena un poco al pensamiento de los niños con respecto a su familia, pero eso es otro cuento).

Saludos.

Anónimo dijo...

"Y cuando uno de los machos lo está pasando mal, a no ser que la mina en cuestión haya sido muy perra hay un código implícito para resolver estas situaciones: aguantar, callar y beber cerveza. Pero nunca, jamás, descuerar a la mina en cuestión e irse en la mala."

También un tiempo estuve en un grupo de puros hombres y yo, y el aunto no era asi...

 
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