jueves, 29 de enero de 2009

El secreto

Estimadas, hoy tenemos una nueva colaboración de una lectora, para seguir amenizando este verano... ¿infernal? depende del punto de vista de la ex. Disfruten, comenten y recuerden que sus colaboraciones son más que bienvenidas en soy.la.ex@gmail.com

Cuando estaba con Fede siempre tuve la sensación de adivinarle el pensamiento. Quizás por lo mismo, al poco tiempo la relación se puso fome, pero seguimos un poco más, por pura inercia.


Hasta que llegó la Caro.La Caro es físicamente todo lo que un hombre desearía: alta, rubia, piernas perfectas y cara de ángel. Pero además de eso, es una mujer muy sabia, por lo tanto pronto nos hicimos amigos de ella.

Cuando terminé con el, la Caro fue la que más celebró, y comenzó a odiarlo sin razón aparente. Poco tiempo después me enteré que había intentado algo con la Caro a los días de haber peleado (y por lo que supe, no fue a la unica amiga mía a la que miró con más ganas de lo habitual, incluso cuando la relación parecía estar bien). Era claro que le había tenido ganas a la Caro desde siempre, pero adiviné que no era sólo calentura. Había también parte de venganza entre medio hacia mi persona, por haberlo "dejado en evidencia" al haber terminado. Y nunca más se volvió a hablar del tema. Ni la Caro dijo nada, salvo una encogida de hombros cuando alguien habló el tema frente a las dos. Hasta el día de hoy seguimos siendo muy amigas.

Pero el secretito salió hace poco. Me avisaron que, hace un mes aprox, Fede había contado en un grupo el incidente con la Caro. Quebrándose, contó que con la Caro había habido algo, pero que ella lo había rechazado al final, y eso había sucedido a mediados de marzo del año pasado.... ¿pero no habia terminado yo con él un 15 de Marzo? No entendía nada... ¿lo había rechazado "al final"? ¿O sea que algo pasó al principio? Ese secreto no afectaba mi pasado. Afecta mi amistad con la Caro ahora.

Y viene el típico dilema de la ex que no averiguó las cosas a tiempo, por borrar del mapa a la relación anterior. Si lo hablaba con ella, si no, si efectivamente se lo había agarrado aunque fuera por un momento. Me sentí sicópata, atormentada por algo que no debería saber ahora: la supuesta traición de una amiga a la que sigo queriendo. Hasta que me encontré con un amigo en común (y confidente de los dos personajes en cuestión), quien me contó que efectivamente la Caro habia sido joteada vilmente, pero que lo había mandado a la cresta al primer intento.

Al final hablé con la Caro. Efectivamente, y a los días, había intentado algo con ella. Pero ella por cariño a mí no habia querido contarme del tema, aún cuando ella sabía que yo ya estaba enterada. "¿para qué? "me dijo, "si el pasado pasado está"... Entonces, si ya ha pasado el tiempo, ¿para qué lo contó, dando a entender algo que no fue así?

Y no entendi la actitud del ex. ¿No que las mujeres somos las que quedamos pegadas? ¿cual era la idea? Y al final me di cuenta que las mujeres no somos tan brujas como lo creen ellos. A veces ellos son tan picotas como nosotras. Y lo que ellos llaman calentura a veces tiene muchos otros sentimientos que no son precisamente buena onda.

La Candida

viernes, 16 de enero de 2009

Celosa yo????

No sé si estarán muy familiarizados con el fotolog de Celos Enfermizos, pero durante un tiempo llegó a ser una de mis páginas favoritas de internet, claro... antes de que su frecuencia de publicación decayera a 1 post por año.
La idea del fotolog era presentar historias (ficcionales, supongo) que hicieran reír ante los ataques de histeria y celos exacerbados de algunas mujeres, perseguidas hasta por su propia sombra, y hay que decir que les fue muy bien, porque cada vez que subían algo nuevo la página se llenaba de comentarios antes de 5 minutos.
Creo que todas tenemos una fierecilla celosa capaz de eliminar a su rival zarpazos (o al menos capaz de intentarlo...), alimentando esas fantasías de casi cualquier macho por asistir en vivo y en directo a una pelea de barro, y exactamente por mi propia celosa interior, nunca supe bien qué pensar de Celos Enfermizos.
Por una parte, claro que me reía con las historias, pero por otra parte sufría de pensar en todas aquellas ocasiones en que pude sentir que algo andaba mal, recibiendo por respuesta un "estás loca y te inventas cosas".
Pero los celos son así: algo que casi nunca puedes describir, ni determinar a ciencia cierta su origen y causa, ya que a menos que tengas la (mala suerte) de pillar al susodicho con las manos en la (otra) masa, estás frita y no te queda más que agonizar en la angustia de sospechar... algo.
Que la miró con otros ojos, o la miró demasiado, o cambia su forma de hablar y comportarse cuando aparece ella, que le dice cosas (piropos) que jamás le escuchaste, o la reverencia de una forma irracional... o peor: ella llega cada vez con un escote más grande y tú puedes ver cómo le hace ojitos mientras el muy m*****n sonríe idiotamente, como si no notara que la otra busca cada vez más excusas para estar a solas con él.
De todo eso, nada es comprobable, todo está sujeto al terreno de la percepción, entonces bien podrías ser una sicópata celosa, o una bruja con su radar demasiado fino. La verdad, no sé qué es peor.
Yo soy la segunda, y cuando digo "algo hay", lamentablemente el tiempo termina por darme la razón, a pesar de que en el intertanto traten de hacerme sentir como la sicópata que dice "o ella o yo".
Claro, ya sé que una relación así no vale la pena, que si no puedo confiar en el otro no hay vuelta que darle y todas esas cosas que yo misma he dicho en más de una vez a alguna amiga conflictuada, pero esas son cosas que uno logra ver recién después, cuando empieza a juntar las piezas de la ruptura y las cosas excusadas y preexcusadas una y otra vez aparecen con otra luz.
Todo eso no vale cuando estás ahí, creyendo que de verdad eres mala por haberte preocupado cuando desapareció un día entero, o por molestarte si esa amiga especial decide justo sentarse en medio cuando van al cine (y no precisamente para que tú la abraces), o por no entender que eso de la infidelidad es algo 'genético'... pero bueno, ese tema merece otra entrada.

Y ustedes, qué clase de celos tienen?

Liss

domingo, 11 de enero de 2009

Tragicomedia

En esta calurosa tarde de verano tenemos el aporte de unas nuestras lectoras, Eperamos que lo disfruten y lo comenten.

La Ex


Unos cuantos post atrás se refirieron a la mal llamada solidaridad femenina y/o masculina (en la cual no creo, porque el instinto reproductivo es más fuerte que toda racionalidad, lo que origina las mariconadas para conseguir ese objeto de deseo) y de inmediato, se me vino a la cabeza un caso tragicómico que me tocó muy de cerca.

Aunque está más bien relacionado con el afán redentor que poseemos algunas mujeres y a la incorrecta interpretación de "darlo todo por amor".

Se trata de una conocida mía, gorreada una infinidad de veces por su marido. Para facilitar las cosas, diré que se llamaba Cornelia. Hace dos años, su marido enfermó y nunca más recuperó la salud. La pobre Cornelia cuidando a un patán desahuciado, del cual nunca me ha dicho qué enfermedad padece. Ella asegura que es un cáncer, pero el historial sexual de este tontón me hace pensar que se pegó el SIDA. A ese toque.

Pues bien. El tipo está hecho un estropajo físicamente, y en la parte moral anda por las mismas. Cornelia lo cree al borde de la muerte. Sufre viendo como el hombre de su vida se está muriendo. Cornelia aguanta que su marido le pida que intente encontrar a su amante -con la cual duró cuatro años- porque quiere ver a su patas negras antes de morir.

Lo peor es que mi conocida ha obedecido al enfermito. Llamó a Carabineros, a los diarios nacionales y a la PDI, buscando a la susodicha que colaboró para que su cabeza luciera más enramada que la de Rodolfo el Reno.

En la comisaría, los pacos se rieron en su cara, tratándola de "vieja loca" por pretender encontrar a la amante del marido... y no para sacarle la mugre, precisamente.

Y acá no termina la historia: el marido la jode porque todavía no ve a su amante. Ella llora y yo le pregunto: ¿Por qué sigues con él? Cornelia me contesta "Porque lo amo".

Sin comentarios.

Conclusión: Está bien que el amor te lleve a cometer locuras, pero hay que diferenciar de las locuras "sanas" de las locuras al borde del ridículo. La historia de hoy es un ejemplo extremo de esta última definición.

Anémone

martes, 6 de enero de 2009

Yo sólo quiero verte feliz

Nunca pensé que esta frase, tan llena de preocupación y cariño, me iba a traer tantos problemas en una relación de pareja.

Soy Adela, y luego de incontables periplos, creo que puedo calificarme como una de las mujeres con más mala suerte de este planeta... un pequeño imancito de problemas, tal cual el dibujo animado que nadie quería porque le pasaban puras desgracias y su única compañía era una nubecita negra sobre la cabeza.

Pero no es que yo me ande buscando líos, ni que sea despistada o algo similar, simplemente los problemas llegan a mí, como mascotas perdidas de alguien más que se instalan en tu casa sin que los puedas mover de ahí.

Me he pasado toda la vida arreglando estas catástrofes con que me voy encontrando, y como los opuestos se atraen, un día conocí a Optimista, un chico que jamás le había visto la cara fea a esta vida e irradiaba buena onda.

Tuvimos nuestra historia durante mucho tiempo, y por supuesto que los problemas (míos) no dejaron de llegar: mi familia vivía momentos duros, marcados por enfermedades incurables, peleas que terminaban en el hospital y camino hacia los juzgados, además de problemas económicos en el núcleo familiar, lo que me impedía concentrarme en mis estudios, con un claro resultado de ramos atrasados y notas paupérrimas... y para colmo de males, mi relación con Optimista no iba de lo mejor.

Empecé a notar que todas nuestras discusiones en algún momento llegaban a alguna manifestación de su máxima "No entiendo por qué no eres feliz" - por supuesto, refiriéndose a lo afortunada que era al tenerlo a mi lado -, seguida de toda una charla sobre lo que pensaría de él la gente si me veía tan amargada por la vida, que él sólo quería verme sonreír como si nada hubiera pasado - ustedes saben, "es que tu sonrisa es tan bella" - , mientras yo con suerte me mantenía cuerda.

Optimista nunca había tenido que resolver nada por sí solo, frecuentemente me decía que yo me predisponía a las cosas malas, y que gran parte de lo que pasaba era mi culpa por andar llamando la desgracia, y que más encima, cuando 'lo feo' pasaba, ni siquiera me dignaba a protegerlo de los embistes de la vida... total, yo estaba más preparada y podía - debía - encargarme de que él no saliera afectado de los problemas que, mal que mal, eran mi culpa.

Yo me enojaba mucho de lo insensible que Optimista llegaba a ser, pero al final siempre acababa perdonándolo porque él "sólo quería verme feliz". Durante el tiempo que le quedó a nuestra relación, aprendí que ahorraba muchas discusiones si sólo me callaba lo que me pasaba y de vez en cuando sonreía para dejarlo contento con la idea de que todos verían lo genial que él era, teniendo una 'relación perfecta' y, por sobre todo, haciéndome feliz...

jueves, 1 de enero de 2009

Años no tan nuevos

Recuerdo años atrás, haber pasado algun año nuevo quemando viejas cartas en un intento por hacer algun acto simbólico que ayudara a mi mente a ponerle un cierre definitivo a esa relación que todavía me dolía al recordarla, por más tiempo que pasara desde su término.

Recuerdo haber releído las cartas antes de quemarlas, y sentir que todo fue una gran mentira. Recuerdo haber derramado un par de lágrimas mientras veía el fuego consumirlas lentamente. Recuerdo haber sentido que esas cartas, esas palabras, esas promesas, todo lo que yo atesoraba con cariño cuando Alonso y yo estábamos juntos, y que al terminar seguía guardando como lindos recuerdos de lo que ese hombre al que yo amé tanto alguna vez sintió por mí, ya no valía nada, ya no era un lindo recuerdo, solo una pesadilla algo lejana y recurrente, de ésas que vuelven cuando ya crees haberlas olvidado, y de la cual lo único que quieres es deshacerte.

Quemar cartas no sirvió de nada. Confrontar a Alonso un día cualquiera por MSN, aprovechando que entré a una cuenta de correos antigua, que ya no uso, para tratar de contactar a otra persona y justo me lo encontré ahí conectado, eso sirvió mucho más. Porque por fin me dio algunas respuestas que me debía desde el momento en que terminamos. Respuestas que dolieron pero que eran necesarias, tanto como enfrentar la realidad. La realidad de que él era feliz en otra parte, con una vida ya muy distinta a la que llevaba cuando estébamos juntos y con otra persona. Que yo ni siquiera quería recuperarlo, que sólo me pegaba cabezazos contra la pared, en parte por costumbre, en parte porque imaginar otro amor como el que viví con él era demasiado difícil y me resultaba chocante que él hubiese podido seguir adelante con tanta facilidad. El tuvo los cambios que necesitaba, yo no. Pero a partir de ese día, commencé a tenerlos. Mi vida no cambió de golpe como la de él, que se cambió de carrera, que salió de la depresión, que conoció a una chica nueva. Yo sólo cambié un switch mental. Y era todo lo que necesitaba, para seguir adelante, para dejar de lamentarme, para dejar de extrañar. Nada de quemar cartas ni hacer un ridículo ritual de año nuevo, sólo enfrentar las cosas como eran, comprender que podía quedarme estancada y seguir lamentándome de todo lo que nunca fue, o seguir adelante, alejarme definitivamente y buscar mi propio camino. Y eso hice.

Ahora empiezo el 2009. Alonso es un recuerdo que ya siento muy lejano. Rara vez pienso en él ahora, y cuando lo hago generalmente solo le deseo que su vida siga bien. Me he dado cuenta que los exs a veces son como fantasmas. Dejamos que nos persigan una cantidad indefinida de tiempo, que nos penen y aunque no los veamos, les otorgamos un poder enorme. Hay otras veces en las que solo los recordamos como eventos anecdoticos de nuestro pasado y eso quisiera hacer yo en este blog, pero lo cierto es que no siempre lo he hecho. A veces he seguido dejando que los fantasmas me persigan. Ahora en vez de quemar cartas recibí una muy linda, de alguien que dice quererme mucho. Y yo la veo y me pregunto si no terminare algun día quemándola en un inutil intento por olvidar. Pero no es el fantasma de Alonso el que me hace preguntármelo, es el fantasma de “el ex”, cuando te da por pensar que toda nueva relacion que comienzas puede terminar dándote un ex más. ¿Qué puedo decir? Es un riesgo que hay que corer, que yo seguiré corriendo, aunque termine con 40 años y exs suficientes no para un blog, sino para una serie de libros con eternas secuelas. Al menos, seguiré teniendo material para escribir para rato.

Faye

 
Template by suckmylolly.com : header image font "Beauties by Bill Ward"