lunes, 5 de abril de 2010

Ser la Otra

Una nueva colaboración de una de nuestras lectoras: La Otra

Hay varias formas de ser ex, pero la más terrible de todas es ser “la otra” (si, bien colombomexivenezolano, para que se entienda).

Señoritas, no nos veamos la suerte entre súper heroínas ni nos pisemos la capa entre gitanas: Las que quisimos ese tipo de relación sabíamos perfectamente donde nos metíamos, en que “zapato chino/camisa de once varas”. Si fue por el amor a lo prohibido, el riesgo, adrenalina, aburrimiento… sabíamos.

El drama de ser “la otra” es que en el minuto final no puedes desahogarte.

No puedes decirle a nadie por qué lloras, o el porqué de los ojos rojos (la típica infección ocular), pero lo peor de lo peor es no poder llamar, no poder hablar, no poder pelear ni reclamar porque “la oficial” puede dejar la grande y tú obviamente quedas de fáci... marac… put… perr… mala persona.

No me justifico. Sé que a nadie le gusta que su mino la engañe, ni a mí, pero cuando las oportunidades se dan y las ansias son demasiadas, es absolutamente humano hacerlo. Es ser pésima mina, no tener sentimientos, no tener conciencia o solidaridad de género o mil pavadas más, pero yo creo que es peor enamorarte de alguien que sólo encamarte con él o encamarte mucho con él.

¿Cuál es la forma de dejar la relación tóxica?

Peleando. Sí, peleando. Contigo y con el mundo. Comprar un punshing ball de boxeo y darle duro, porque lo que prima es la rabia de ser tan estúpida de fijarte en un mino con novia/mina/polola o el peor caso espossssaaaa.

Exorcizar su olor, la huella de sus manos y todo lo que te lo pueda recordar.

Nunca pedí paz después del “ÉL”, sólo quería recuperar la calma y quedarme con las miles de cosas buenas que vivimos. Y lo logré.

Y si me preguntan, pretendo seguir durante toda mi vida a Wilde “La mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella”.

5 comentarios:

MelyPaz dijo...

Para mí, los hombres con polola son casi cadáveres. Y los que fueron pateados por una mina hace poco son zombies. Darle un carácter antihigiénico a su estado emocional es lo mejor que se puede hacer.

Salú!

Mónica Pavón Mardones dijo...

Sólo vengo a dejar constancia que leí la entrada.

Meterse con un loco con polola/novia/señora/whatever no tiene perdón, bajo ninguna circunstancia.

¿Atenuantes? Quizás. Una cosa es un beso loco o un revolcón y otra es involucrarse emocionalmente. Pero invariablemente todo siempre termina en lo mismo.

Como alguien para quien se ha vuelto casi un karma ser engañada y gorreada por el weón de turno (y al respecto mejor ni me explayo), creo que el ser la otra sencillamente es ser una persona sin sentimientos, ni corazón. Mucho menos dignidad.

angebrik dijo...

y si es la oficial la que se metio entremedio????
en fens, concuerdo con lo ultimo!! “La mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella”.

Mónica Pavón Mardones dijo...

¿Cómo la oficial se va a meter entre medio? No entiendo.

Anónimo dijo...

En el amorsss, nunca me he arrepentido de haber dicho que no.
Al final, mas que por un sentido de moralidad, de ser elevados, de "solidaridad femenina" y todas esas pescás, el drama de ser la otra es siempre tener que andar recogiendo migajas por alguien a quien desde el principio te dio lo mismo que dejara a la mina. No puedes cambiar las condiciones del contrato entre medio.
Nadie es ireemplazable, aun menos un mino con el letrero de ocupado.

 
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