Nosotras somos todas ex de alguien, y desde la vereda de la ex se entiende, o se trata de entender, el mantener el contacto con el ex, con la esperanza de volver con él o tal vez de joderle un poco la vida en una delicada venganza por lo todo lo que ese hi . . . de pu . . mal parido nos sufrir, pero ¿qué pasa cuándo una no es la ex de la historia, si no la actual, y es la ex de él la que aparece a joder la pita?
Y . . . Depende. Depende de qué tan seguro está él de que terminar con la flaca en cuestión fue buena idea, depende de qué tan segura estés tú de tu relación con él, que tan segura seas tú por la vida, y qué tanto y cómo jorobe la chica en cuestión.
Como uds me imagino recuerdan, estoy felizmente pololeando con Alejandro, vamos a cumplir 5 meses (oooh que ternura) y tema definitivamente da para largo, y estamos los dos felices esperando la oportunidad de comer lombrices y perdices y demases.
Cuando empezamos yo llevaba dos meses soltera y él dos semanas.
Mi ex no era tema (más allá de los traumas que me dejó, Alejandro ha esperado pacientemente que solucione) pero la de él sí.
Esta muchacha, Ana, mayor que yo, con trabajo, imagino que con un título, departamento para ella sola y demases (cosas que este minuto yo al menos no tengo porque estoy viviendo aún la maravilla de ser mantenida por los viejos mientras una estudia) daría la ligera sensación que es una mujer hecha y derecha, capaz de mirar a Alejandro a los ojos y entender que si él la pateó dos veces es porque no pretende querer patearla una tercera.
Pero no.
Esta chica sabe, le consta que nosotros estamos juntos. Y más encima bastante contentos. Y sin embargo no tuvo ningún empacho en declararle su amor y recomendarle que reconsiderara el volver con ella. Cueck.
Y eso no es nada.
Cuando llevábamos un par de semanas juntos esta flaca lo llamaba, pero incansablemente, así como una llama para intentar joder la vida. Lo llamaba a la casa, al cel, inventaba motivos para verlo, me atrevo a decir que en más de algún momento simuló lágrimas con la esperanza de que Alejandro fuera que sea a darle un abrazo de lástima.
Llamaba tanto que interrumpía, molestaba, cosa que imagino ella pretendía.
Pasó un poco de tiempo y la chica ahora lo mira en la oficina, le hace ojitos, le pregunta pavadas, etc, etc.
Yo me entero de todo esto porque Alejandro me cuenta.
A la pobre chica la he visto sólo una vez, y para mala raja de ambas cuando nos la encontramos en el super yo estaba con ataque de risa porque se habían quebrado los huevos. Y la saludé cagada de la risa, y me miró aún más feo, cosa que entiendo.
Yo no estoy celosa ni nada eso, tengo claro que Ale terminó con ella con motivos fehacientes y que no han cambiado, encima los dos estamos bastante bien, entonces eso no me preocupa, y considerando que Dios me bendijo con un hombre bastante posesivo que entiendo eso de que molesta que te pellizquen la uva mantiene bastante distancia con la flaca para evitar pajas, pero ¿hasta cuándo?
Ambos llevan tres veces más tiempo terminados del que lograron estar juntos, y esta negra sigue con el show.
Entiendo que molesta que te pateen, molesta más ver que el weon se mete con una mina de cual te habló, que tú conocías teóricamente hablando y de que probablemente echaste pestes, entiendo que cabrea la wea, sobretodo cuando te das cuenta de que terminaron por cosas que si tú hubieses manejado mejor no habrían desembocado en un quiebre, pero weon, insisto, basta.
Hay un límite.
Las compañera de oficina de Alejandro le han mencionado los distintos eventos que esta chica provoca para llamar su atención (porque él, como hombre que es, se da cuenta de menos de la mitad), y han hablado de nuestros planes y ella ha escuchado, pero sigue con la macana, como si no tuviera nada más con qué entretenerse, como si la relación que ellos tuvieron hubiese sido de esas largas, intensas, eternas, que te cambian la vida y que te dejan con gusto a poco.
Flaca, cánsate.
Igualmente, doy gracias por su existencia en la vida de Ale, nos hico bien, a los dos.
Le permitió a él darse cuenta de cosas que no hay que hacer y entonces no comete los mismos errores conmigo, qué maravilla, y me ahorra a mí ver teleseries venezolanas para entretenerme, pero ¿hasta cuándo?
Todas, de una manera o en otra, hemos estado en sus zapatos, sabemos lo que duele, no hemos sabido decir basta en el momento en que razón grita que cortemos el webeo porque más allá de jorobar no estamos consiguiendo nada excepto dejar establecido lo pendejas que podemos llegar a ser.
Pienso que uno webea hasta que se le quiten las ganas, hasta que ya no te nace.
Si te metiste a Facebook una vez para verle el muro lo vas a seguir haciendo hasta que algo más llame tu atención y se te olvide. Lo mismo si le revisaste el mail una vez o si trataste de hablar con un amigo en común para recabar información.
Esas cosas, esos psicopateos para los cuales se presta la tecnología pueden medianamente eternos si no tenemos ninguna serie de televisión buena que ver, si no tenemos algo sobre lo que escribir, pintar o esculpir o si no tenemos algún otro macho por el cual desvivirnos.
Y normalmente no llegan a nada bueno, al menos para nosotras.
¿Alguna de ustedes ha logrado volver con el ex a punta de acosarlo sutilmente?
A mí por lo menos, cuando lo intenté, no me resultó. Terminé recordándole porqué habíamos terminado en primer lugar, lo que en este caso, es bueno para mí.
Alejandro me mira y me dice “Ana otra vez me llamó” con cara de estar agotado.
Y este momento es que le tengo que dar gracias a Ana, gracias por haberlo jorobado tanto cuando estaban juntos que él optó por terminar con ella y no dudó en empezar conmigo, gracias por seguir webiándolo tanto que él se aburre y prefiere mirarme a mí que no lo webeo, gracias por haber metido la pata con él, tanto que aprendió cómo no meterla conmigo, y gracias, en definitiva, por su actitud ahora, que le confirma que terminar fue una buena decisión.
Gracias Ana. En serio.
Chicas, no sean como ella. Al menos traten.
Porque por cada Ana del mundo, jorobando al ex que ya reinició su vida, hay una Leonor besando sus labios y sonriendo, segura de que él no la va a dejar por ella.
Leonor