lunes, 7 de diciembre de 2009

Salir. Con cuidado

Después de terminar tormentosa y poco elegantemente una relación lo sano es recogerse del suelo y salir al mundo de nuevo, cierto?.

Y eso fue lo que hice.

Salí al mundo.

Hasta ahora todo bien.

En mi nuevo mundo me encontré con un conocido (digamos el amigo de una amiga, aunque bien podría haber sido el amigo de una hermana, o el hermano de una amiga, da lo mismo) y bueno, como no me gusta esperar, lo llamé y lo invité a salir.

Nunca en mi vida lo había visto, ni tampoco hablado con él, pero como siempre en estos casos las referencias eran maravillosas.

Recuerdo que me llamó de vuelta, encontró bueno mi plan de ir a un karaoke, tomar un trago y conocernos. Así que lo hicimos.

Me pasó a buscar. Obviamente pasé horas enteras arreglándome, por si acaso, uno nunca sabe.

Eran las 9 pm cuando sonó el timbre de mi casa y salí. Ahí estaba. Mirándome. Debo decir que desde el instante uno fue una especie de decepción. Si bien yo me había tomado el tiempo de ponerme sombra, perfume y checkear que mis zapatos combinaran con mi cartera, el individuo éste, llamémosle David, con suerte tenía aspecto de haberse duchado.

Bueno, será.

La cita (por ponerlo en términos gringos) estuvo buena. El trago estaba exquisito, el karaoke no era excesivamente ruidoso, canté algo que me gustaba, todo bien. Casi perfecto. Si no fuera por el casi.

Cuando me dejó de nuevo en mi casa me felicité por la valentía y me fui a dormir, con la sensación de que la próxima vez que saliera con alguien me iría mejor si levantaba un poquito la barra y no me conformaba simplemente con el hermano de una amiga (o el amigo de mi hermana).

El tema es que a él lo encontré . . . desabrido. Como una coca Light sin hielo. Y sin gas.

Bueno, pasaron los días, y de pronto me encuentro con una llamada perdida de David. Y un mail.
¿Qué onda?

Y como soy tonta, lo llamé. Resulta que quería invitarme a salir. Cuac.

La invitación fue bastante más sofisticada que la salida previa: fuimos a almorzar a la playa.

Acepté porque me picó la curiosidad, porque hace tiempo que no veía el mar, y porque no tenía nada mejor que hacer.

Hasta el día de hoy me parecen buenas razones.

Esa cita también estuvo buena. El mar olía maravilloso, la comida estaba increíble, el vino, extasiante, el postre, mágico . . . (alguien nota que de David no he dicho nada?)

Cuando terminamos de comer pensé “ok, se acabó, me irá a dejar a la casa y podré dormir o ver Dr. House”, pero no.

- ¿Vamos al cine? – me preguntó con ojos interesantes.

¿Y qué dijo la tonta?

- Ya, vamos.

Y fuimos. Otra vez, la película buena, las cabritas crujientes, la bebida helada. Todo bien. Casi perfecto.

A estas alturas del partido yo ya me estaba cuestionando quien demonios me había mandado a pasar casi doce horas con un desconocido que no me inspiraba más cariño que un hámster.

Era una lata la wea. No sé si era yo el problema, o él, o simplemente David y yo nunca debimos intercambiar palabras sin más gente presente que llenara el sempiterno vacío entre lo que yo decía y lo que él pensaba, mientras me miraba. Mucho. Creo que la palabra en inglés para eso es “to stare”.

Pero filo, a estas alturas del partido estaba considerando seriamente guardar más silencio, bancármelo, con esperanza secreta de que él captara la falta de interés y dejara de invitarme a salir.

Pero no. En alguna parte de su cabeza mis silencios tienen que haberle indicado todo lo contrario, porque una vez me dejó en la puerta de mi casa el beso de despedida se prolongó unos instante más de lo socialmente aceptable y me preguntó que cuándo nos veríamos de nuevo.

Silencio.

- Eeeh, este, eeeh, no sé. Eeeh, yo te llamo!

Claramente este weon nunca había pasado por entrevista de trabajo infructuosa.

Tres días después, como yo no lo llamaba me llamó él. Y me invitó al cine de nuevo. Y me mandó mails. Y me llamó de nuevo para insistir con el cine.

Debo reconocer que no supe qué hacer.

Toy vieja pa esto. Después de casi tres años con mi ex había perdido la práctica.

Pero bueno.

Fuimos al cine.

Y después nos tomamos un trago.

Y en el auto me tomó la mano. Y el beso de despedida fue de esos medios cuenteados. Mal. Muy mal.

Yo no hallaba donde meterme, creo que cuando me bajé del auto dejé una nube de polvo con mi forma entre la calle y mi reja . . .

Dios, ¿cuántas veces hay que hacerle el quite a un weón pa que cache que no?

Y entre medio de todo esto, mi hermana (o mi amiga) me preguntaba que cómo iba el tema. Yo le dije que me había asustado (cuando alguien intenta darte un beso y te manda mails con fotos de la salida a la playa que no cachaste en qué minuto tomó y te dice que anoche no se pudo dormir por pensar en ti da un poco de susto, no?, sobretodo si la wea no es mutua), y ella me dijo que obviamente la wea me asustaba porque yo estaba en un momento de mi vida en el que no quería comprometerme (a todo esto me voy a vivir fuera del país con unos primos, entonces claramente no voy a estar en stgo en tres meses más lo que dificulta las relaciones, sólo un poco), que era obvio que no quería engancharme, que por supuesto que David me ponía nerviosa porque él podía darme todo lo que mi ex nunca pudo, que es lo que yo siempre he querido, que tengo que entender de nuevo que es posible querer compartir la vida con alguien, que tengo que perder el miedo, que bla bla bla.

Cuando mi hermana terminó de hablar la miré, y le dije:

- Lu, eso no es problema. El tema es que David no me gusta.

- Es que claro que no te gusta porque tienes miedo, y no quieres entregarte y . . .

- No Lu, no es eso, es que NO ME GUSTA.

- Sí, pero es que escúchame, no te va a gustar mientras tú sigas asustada de una nueva relación porque él te puede ofrecer mucho y . . .

Bla bla bla. Esta weona es sorda. O burra.

En fin. Los días pasaron. Los mails llegaban. Y resulta que simultáneo a todo esto no sé cómo (bueno, sí se cómo, pero es tema para otra entrada) terminé besándome con uno de mis mejores amigos, y, bueno, era medio feo salir con uno mientras el otro ya había conseguido lo que el uno quería con solamente mirarme y acercarse.

¿Ven? Esa es la diferencia cuando alguien SÍ te gusta.

Ahora, ¿cómo mierda corto esta wea sin que sea feo? Porque David aparentemente tiene un muy buen plan de celular.

Intenté contarle a mi amiga (o hermana) mi problema.

Ella me miró, suspiró, y me dijo:

- Bueno. No creo que haya que analizar mucho el tema para darse cuenta de que prefieres estar con (digámosle) Alejandro. Claro. Sí. Eventualmente podrías terminar enamorándote de David, y casándote con él, y no quieres eso porque tu ex te cagó la cabeza. Y bueno, con Alejandro la wea no pasa de un touch-and-go (mira que notable, touch-and-go se llama ahora el atracón sin llamada posterior, me enteré la semana pasada, cómo cambian las cosas) que es exacto lo que quieres ahora, entonces . . .

- Lu, entiende. David no me gusta, Alejandro sí.

- Es que yo creo que deberías pensarlo. David tiene pega, es inteligente, es dulce . . .

- Y Alejandro también tiene pega, es inteligente, dulce, caballero y mil cosas más, y no lo conoces, por lo tanto no tienes nada que opinar.

- Bueno, si a ti te gusta andar pasando los calzones por ahí, wea tuya.
(oooh! Que feo, ¿me dijo suelta?)

- No es pasar los calzones por ahí. Es que Alejandro me genera querer pasárselos y David no, así de simple.

- Claro, porque con Alejandro no hay nada serio y con David se puede poner complicado.

- ¡No! Porque Alejandro me gusta y David no.

- Sí, pero . . .

Media hora después y ninguna conclusión. Bueno, sí, o la tiraba por la ventana o me tiraba yo.
El tema es que, sin consultarlo con ella, le mandé un mail a David. Juro por mi madre que lo hubiese llamado si esto no hubiese pasado a fin de mes cuando ya no hay saldo en el cel, pero de todos modos no lo encontré tan inapropiado. Él me mandaba hartos mails.

En el mail le puse que yo no quería seguir saliendo con él porque estaba aterrada, y confundida, porque no quería una relación, y bla bla. Me pareció razonable usar los argumentos de mi hermana, porque saltaban a la vista.

Y no me llamó más. Bakan.

Pero la llamó a ella.

Demonios.

Recuerdo también que Alejandro me dijo que si le decía a David que estaba confundida él querría intentar desconfundirme . . .noooooo, dije yo, si no es pa tanto.

Bueno. Era.

Cuento corto, dentro de lo que se puede, David le dijo a mi amiga que estaba confundido. Que no entendía qué había pasado, que era obvio que la atracción era mutua (ya . . .), que todo iba super bien, y que de la nada y sin motivo yo había cortado la wea.

Es claro que si mi hermana no sabe escuchar este weón no sabe leer, el mail que le mandé era un puto ensayo sobre la confusión y el miedo típico de empezar otra relación después de una fallida.
Mi hermana alegó que yo estaba más rayada que puerta de perrera, y que bueno, mejor aplicara retirada porque yo aparentemente soy un atajo de nervios inestable y medio nocivo. Bkn, me encanta mi hermana.

Pero David es porfiado. Él no termina las cosas por mail. Él prefiere llamar.

¡¡Weon!! ¿¿¿Terminar qué??? ¡¡Si no pasó nada!!

Más encima él va y le dice a mi hermana que él estaba conciente que yo me iba a vivir con mis primos, pero que de todos modos qué son tres horas en avión, y que perfecta podía ir a visitarme en semana santa . . . por lo tanto, dado la profundidad de la relación lo mejor era hablar en persona si es que yo de verdad quería terminar porque a lo mejor simplemente había sido pánico momentáneo pero en el fondo no quería terminar.

Dios.

Mi hermana no dijo nada, según ella.

Y yo guardé mi eterno silencio.

Bien.

Pero me llegó otro mail. “tenemos que hablar, quiero que hablemos”.

Mi amiga me dijo que lo mejor era terminar con él en persona, que terminar por mail es feo.
Insisto, ¿terminar qué? ¡¡Si nunca empezamos!!

A todo esto el Ale ya me había regalado un ramo de flores precioso, y estábamos pololeando. Cosa que prueba que mi patológico miedo al compromiso puede ser superado por una atracción espiritual y sexual (no necesariamente en ese orden), y que esas cosas pasan cuando la otra persona TE GUSTA. No creo que sea tan complicado.

Yo no quería hablar con David. Me daba lata. Encuentro el colmo tener que estar dando explicaciones a alguien con quien no tienes relación ni compromiso alguno, especialmente si esa persona se enrolló y anda metido en lan.com viendo pasajes que ni una ha visto. Horror. Yo no hice nada. Es más, jugué con la carta de la indiferencia.

Bueno, al final igual me junté con David, pero lo hice más que nada por mi amiga.

Ojala no lo hubiese hecho. Me miró y me dijo que yo era linda, que le habría encantado tener un affair conmigo, que si cambiaba de opinión o lo necesitaba que lo llamara, que podía contar con él, que si quiero él puede ir a verme a la casa de mis primos . . . dios. Yo no sabía si reír o llorar. ¿Cómo alguien puede llegar a decir eso después de ver una persona cuatro veces? O tres, no sé.
Se supone que somos las minas las que andamos con el vestido de novia en la cartera, no ellos.

En fin, está claro que uno nunca para de sorprenderse, y que los machos que se respetan también pueden comportarse como mujeres mexicanas.

Yo, por lo pronto, estoy feliz.

Por fin le pude poner a mi pololo un post en Factbook que dice que lo quiero, aún cuando me de terror decírselo.

Pero el Ale se lo merece, él no está comprando pasajes en lan.com


Leonor

8 comentarios:

Narvandi dijo...

Lindo¡

Sí he conocido ese tipo de minos, como que te ven "la madre de sus hijos".

Una paja¡

Pero suerte tocalla, me alegro por ud y su Ale.

Besos

Anónimo dijo...

Todo se hubiera evitado con un "no me gustas", y ahí tu hermana y la amiga no tiene nada que ver.

Pero claro, una piensa que es descortés y te da paja. ¡Pero no! Si ya hay varias acá que han rallado la papa por menos, ¿por qué no se aplicaría al otro sexo? Te hubieras evitado muchos problemas, al primer intento se para.

Otra cosa: cuando se sale con alguien con la que no hay confianza, pagarse todo una: desde el trago hasta la plata para la bencina. No sé como habrá sido tu caso, pero hay jetones que piensan que invitar es una especie de inversión. Si quieres ser libre para decidir, comportate como persona con libre albedrío pagando tu parte de la cuenta. A todos nos cuesta la plata y hay muchos que piensan que por darte algo tú les debes algo. Es retorcido, pero no todo el mundo tiene una relación sana con el tema plata. Para muchos dinero=poder.

MelyPaz dijo...

Yo creo que, al aceptar salir con David, estabas diciendo "me interesa tu compañía" aunque te portaras indiferente. No hay excusa: hasta las minas más temerosas de hacer daño dicen "me encantaría, pero no puedo" o "estoy súuuper ocupada, sorry", así que no le cargue tanto la mata de la responsabilidad al desabrido damo. Mostrarse neutral es desafiar a que te convenzan, creo yo.

Quizás habría sido mejor decirle que el sentimiento no era mutuo y que no era nada personal... o que preferías mantener la amistad (por muy odiosa que resulte esa excusa, jaja).

Igual me dio harta risa cómo lo contaste xD

Salú!

dosveces9 dijo...

¿Qué onda con lo de 'mujeres mexicanas?...

Carolina Morgan dijo...

jajaja buenisimo!!! Por que será que cuando recién se termina una relaciónllegan todos los psicos???

Carita de Gato dijo...

al fin una historia con una mina digna, podrían poner más de este tipo, no más arrastradas sufrientes que gozan con el dolor !!!! igual son entretenidas las historias cuando son los hombres los arrastrados porque ellos pueden ser peores de indignos con las mujeres y hay que sumarle la furia animal grrrr

Un Mono dijo...

Creo que el tipo era pavo, pero la culpa es tuya. Fuiste a la playa con él, te dio un beso cuneteado y no le paraste los carros, fueron muchas señales confusas.
Ahora, en mi blog tengo una norma que conviene seguir: la Ley Jorquera.

http://diariomono.blogspot.com/2009/08/la-ley-jorquera.html

Unknown dijo...

te entiendo! hace poco me sucedio algo parecido ..solo que sin un Alejandro en la historia! el creia que "estaba jugando a hacerme la dificil", y mis amigas decian que quizas despues yo me iba a agarrar ..pero tan simple como q el chiquillo no me gustaba!

 
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