lunes, 31 de mayo de 2010

Cuando Tenga Que Correr, Corra

¡A la carga! Actualizamos El Blog de la Ex con una colaboración. A todo el mundo le toca el tema parece. Recuerden que si quieren colaborar o ser parte del equipo estable de Ex's (raro sonó eso), pueden escribirnos a soy.la.ex@gmail.com.

Nos demoramos un poco en responder, así que ¡paciencia!

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¿Cuánto tiempo toma olvidarse del lolo de turno y comenzar nuevamente la búsqueda?

Sabemos que es un proceso más o menos engorroso, que a no todos nos toma lo mismo ni lo enfrentamos de igual manera y que a más de alguna fémina (y macho también) deja pegada por más de lo mentalmente sano.

Como no soy devota de andar apurando cosas, no me incomoda en lo absoluto pegarme una vitrineada más o menos larga, no me urge un aún)pues, afortunadamente los servicios básicos son cubiertos por un buen samaritano al que tampoco le molesta mucho la soltería, voy más que relajada por la vida… Tan relajada que en ese entre tiempo un muchacho me pilló volando bajo y comenzamos a salir.

El espécimen en cuestión se veía bastante prometedor: salidas varias lo confirmaban. No era algo que me hiciera perder la cabeza, pero en vista y considerando que la oportunidad estaba, démosle.

Y aunque quería, algo no funcionaba… Este hombrecillo me sorprendía desagradablemente con detalles… Pero hubo algo, lo principal, que me hizo replantear el asunto y correr olímpicamente de esa situación: su urgencia por reemplazar a la EX.

Además de su apremio por concretar, por presentarme a la familia y conocer la mía, por publicar fotos -que ni siquiera sabía que me había sacado- sin mi consentimiento y tapizar red social existente con mi nombre y el “está en relación con”, estaba su pasado tormentoso con mi versión anterior.

Todos tenemos un pasado, hay que tener uno para construir el presente, eso está claro… El suyo incluía no asumir que lo dejaron y mandar todo a la mierda tras el quiebre: vida, amigos, universidad, TODO.

El cabrito me planteó el episodio como una anécdota más de vida y a mí dentro del cuento, como la persona que lo ayudaría en la transición. Qué quieren que les diga, me anduvo entusiasmando la idea de mostrarle que la vendrían tiempos mejores (a pesar de divergencias que saltaban a la vista, pero bueno, asumo que soy harto porfiada) y seguimos.

Es común que en la lista de ex parejas siempre exista una que es recordada con mayor cariño, pero el cuento con esta EX iba por otro lado. Al tiempo de estar juntos me enteré que hubo compromiso de por medio, postura de ilusiones (bien cebolla el asunto) y toda la parafernalia, la palabra matrimonio sonó fuerte, bastante, hasta que la muchacha se arrepintió y hasta ahí quedaron los planes.

Nada de malo tiene proyectarse, pero si no resulta, supéralo. Eso es lo que no entendió el muchacho… Y su obsesión/trauma con el compromiso me empezó a incomodar demasiado, su encanto por mostrarme en público como un chiche nuevo me asustaba, las llamadas a las tantas de la mañana desubicaban, llegando al punto de quizás qué caras poner cuando comenzaba con sus “... y si viviéramos juntos” salidos de la nada sin siquiera llevar meses emparejados…. Porque digámoslo, uno espera escuchar esas palabritas cuando está enamorada y lleva por lo menos un año de convivencia ¡no dos meses!

Señoritas, existen sujetos deseosos de reemplazar a la Ex con quien quiera que se les cruce en el camino en un esfuerzo por demostrarse a sí mismo que son capaces de formar parte de algo sólido. Buscan e insisten porque la soledad los desmoraliza y desespera a tal extremo, que la seguridad como individuo único e irrepetible se les va lejos (si es que alguna vez tuvieron).

Lamentablemente para él, tengo mis prioridades demasiado claras e incluir un cacho en mi vida, evidentemente, no es una de ellas.

Con toda honestidad, si hubiera sido la novia y Ex en cuestión, también corría… ¿ustedes no?

Helena

martes, 25 de mayo de 2010

La Hormonal

Si hay algo que en verdad detesto de mi género y congéneres es la manía de echarle la culpa a las hormonas de los estados de ánimo.

Es cierto, está comprobado científicamente que hay una relación entre el ciclo menstrual y los cambios de humor de las mujeres, pero de ahí a tener como cartita bajo la manga el temita cada vez que una se pone sensible, come on!!!

Recuerdo que antes de conocer las maravillas de la píldora, nunca tuve grandes problemas con mis cambios de humor -siempre hay una clara tendencia a andar de mal humor en mí, jajaja!!!- y que la regla no cambiaba en lo absoluto la situación. Si había que hacer educación física, filo, mayor cuidado con el tema no más. O si me sentía ¿más sensible? que lo normal nunca se lo achaqué a las hormonas, sino a mi propia personalidad un tanto voluble. Mis compañeras, en cambio, exigían trato especial en esos días del mes. Que no podían rendir lo mismo, que estaban más sensibles, que no podían prestar atención como siempre. Los profes -generalmente los hombres- creían la cuestión como si fuera la verdad más absoluta del universo: si una mujer está con la regla, mejor dejarla en paz y decirle amén a todo.

En mí humilde opinión eso es una gran mentira. Si bien hay una correlación hormonas/humor, la cuestión no puede ser para tanto. ¿Estás adolorida? Tómate algo, lo mismo que si tuvieras un dolor de cabeza. ¿Más sensible de lo normal? Patrañas, todas las minas somos más sensibles de normal y la regla es la excusa para poder validarlo.

Yo siempre he mirado con compasión a aquellos pobres pajaritos que tienen que decir amén a lo que diga la polola porque está en esos días. Yo que tomo pastillas desde tiempos inmemoriales, solucioné los cambios de humor y el sufrimiento probando y probando hasta que encontré la hormona adecuada. Jamás le eché la culpa de mis cambios de humor a las hormonas, ni menos me puse más insoportable de lo normal por el tema (lo insoportable en mí es como natural).

Hombres del mundo, ¡despertad a la verdad! Eso de achacarle a las hormonas los cambios de humor, la pesadez, lo bruja e insoportable es solamente una gran exageración de la verdad que le ha permitido al género femenino el control del mundo.

Aunque, pensándolo bien, si usted, joven mozuelo, deja que lo ninguneen bajo la premisa de "esos días", se merece seguir siendo ninguneado hasta que aprenda a no ser tan... huevón.

Juana La Loca

martes, 11 de mayo de 2010

Y el pasado, ¿te condena?

Entre mis variadas andanzas por la vida conocí un cabrito buena onda que se convirtió en el típico amigo de paso: viene, desembucha sus penas de amor contigo y a una, como las ha vivido, le da penita, da la mano, apoya y cuando el flaco resuelve el problema deja de hablarte.

Da lo mismo, no es el mega amigo, y ese no es el tema, lo que ocurre es que chico me puso a pensar en algo: el pasado.

Este muchachito si bien es más joven que yo ha tenido una vida larga, con muchas experiencias de mujeres. Muchas. O sea, relaciones serias y luego sus escapadas por ahí, y bien por él que lo haya pasado bien y que si lo estima conveniente que siga pasándolo bien, pero aquí viene la pregunta ¿el pasado te condena?

El tema de cama, para mí y como para muchas, es un tema. Suele ir de la mano con el compromiso, la seriedad, y si no necesariamente el amor por lo menos un cariño especial.

Tampoco soy de las colegialas que quieren “hacer el amor” y califican el hecho de “lindo” y luego lloran de la emoción una vez consumado el acto, pero sí es algo que me tomo en serio. Siempre está como el morbo de querer haberlo hecho con un desconocido, pero esas son fantasías, es peligroso meterse con alguien que uno no conoce (no solo por enfermedades, embarazos no deseados sino también por la carga emocional que puede tener en una persona con una mentalidad como la mía).

Considerando todo aquello para mí es importante el pasado de mi pareja, si el weon llega contándome que en cierto minuto de su vida se acostó con una mina que se levantó en un bar, o con más de una flaca a la vez, no sé, el weon automáticamente deja de gustarme y me invaden las ganas de bañarlo con cloro y escobillarle cierta parte con sapolio, usando guantes de goma, por supuesto. No sé bien por qué.

Tendrá que ver con el hecho de que, imagino, que si una persona se desnuda delante de otra sin ceremonias ni miramentos el hecho en sí no tiene mucha relevancia.

No me seduce la idea de ser “una más” dentro de un amplio repertorio.

Además, pienso en otra cosa. Muchas de nosotras queremos sentar cabeza en algún momento, y para eso normalmente no se elige al muchacho dado a entrar a una fiesta solo y salir acompañado, entonces, a la hora de los quiubos, contarle al cabrito que es más o menos serio y juiciosito en cuestión que una se acostó con este, con el otro, el de aquí, el de más allá y este que parece que no me acuerdo, y creo que este otro, no sé, a mí me daría lata.

Me da lata decirlo, y escucharlo.

Obviamente una no pretende ni llegar virgen a los brazos del marido (qué fome) ni que él llegue virgen a los tuyos (también fome), ya que de las experiencias pasadas más de algo se aprende, y si bien la cama es entre dos (se supone), bueno, saber bien qué se hace, dónde está cada cosa y no tener que estar improvisando es un plus, pero tampoco creo que sea la idea llegar con más kilometraje del necesario.

No juzgo, con esto, a quienes optan por la vía de pasarlo bien y olvidar nombres la mañana siguiente, para nada. Cada uno es dueño de hacer lo que se le venga en gana, pero sí me da lata cuando escucho a un chico hablar de su pasado y comentar que hay nombres y caras que no recuerda.

El sexo es algo excelente, entretenido, maravilloso, reconfortante, excitante, y relajante, en eso estamos de acuerdo de todos, pero imagino que debe ser vacío no dormirse abrazaditos después, no llamar por teléfono después, no repetir el encuentro con el respeto, el cariño y la confianza que se tiene dentro de una relación y que es imposible conseguir medio copeteados a la luz baja de un pub y con ganas de arrancar apenas el cuento se acaba.

O tal vez me equivoque, como he dicho, nunca he experimentado el touch and go, y ahora tampoco me interesa.

Será por eso que pienso que sí, el pasado, aunque sea un poco, te condena.
Leonor

jueves, 6 de mayo de 2010

Amor en serie

Corto pero preciso: ¿hay algo más desagradable que darte cuenta que tu ex trata a su nueva mina igual que a ti? ¿Que le escribe y dice las mismas cosas? ¿Que con suerte se dio el trabajo de buscarle un nuevo apodo cariñoso y sería?

Si hay algo que me empelota es la falta de originalidad. Todos los hombres de mi vida se han ganado exclusividad en su trato, ¿es mucho pedir acaso lo mismo de vuelta?

Dios las libre a toda de la falta de originalidad de un ex. Porque duele en el alma darse cuenta que tanto esfuerzo fue en vano: siempre fuiste una más en su lista, alguien destinado a un espacio/tiempo determinado. Los sueños y promesas nunca fueron verdad. Y saber que lo que una creía único y especial era un amor en serie, hace que el corazón se sienta gris, pesado y triste.

Sin embargo, hay un sunny side en el asunto: sabes que la nueva mina está destinada, igual que tú, a ser desechada cuando aparezca otra más.

Cuidado, mis estimadas, con el amor en serie y la falta de orginalidad.

Juana La Loca

 
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