miércoles, 30 de junio de 2010

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas de nuestras caminatas por el parque al atardecer? ¿Cuando entre besos y abrazos me decías al oído cuánto me amabas e incluso cantabas canciones de amor?

¿Te acuerdas de nuestra primera vez juntos? ¿Cuando no podíamos parar de mirarnos y sonreír?

¿Recuerdas esa vez que me tomaste entre tus brazos y prometiste que nunca me dejarías caer?

¿No te da nostalgia recorrer las mismas calles de esta ciudad sin mí? ¿Reírnos de la gente, comer golosinas y gritar mudos el amor que sentíamos el uno por el otro?

¿Nunca te detuviste a pensar en mí cuando estabas con ella? ¿Nunca sentiste ni una pizca de remordimiento por mentirme a la cara y romperme el corazón?

¿Me odias? Apuesto que sí. Apuesto que todos esos recuerdos teñidos de amor que guardo con celo tú los reemplazaste por las discusiones, los malos ratos, las despedidas, las llamadas a toda hora.

¿No te dan ganas de saber de mí? ¿De llamar para saber cómo me va? ¿Preguntarme si voy a X concierto, si no me gustaría que nos tomáramos un café?

Yo guardo todavía en el corazón tus manías Algunas sin darme cuenta las adopté como mías y a ratos se me escapa un suspiro cuando me pillo repitiendo lo que aprendí por amor.

Mi único consuelo es que me odias. No me puedes ver y sé que ahora te ríes de mí, de lo loca que según tú estoy. Mi consuelo es que sé que me odias con la misma intensidad con la que me amaste.

Y yo... Intenté odiarte y no lo logré. Ya no te amo, ni te extraño. Eres una pieza más de la colección. Un juguete con el cual a veces me entretengo, cuando la tarde se va, el frío empieza a colarse en mi habitación y alegro el final de mi día con lo que ahora me queda.

Recuerdos... Nada más.

Juana La Loca

miércoles, 9 de junio de 2010

Él, la guinda de la torta

Estimados, tenemos el agrado de dejarlos con una nueva colaboración de una de nuestras lectoras, esperamos que les guste.
Hemos tenido poco tiempo para actualizar, pero seguimos recibiendo sus colaboraciones e historias en el correo soy.la.ex@gmail.com, solo les pedimos que nos tengan paciencia.
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Mis zapatos buscan cada hoja rojiza en el suelo del atardecer. Las hojas crujen como lo han hecho por años, siempre con el mismo suave estruendor de un retazo de vida que acaba. Recuerdo cómo me tomabas la mano mientras caminaba juntando mi escaso equilibrio por esa pequeña pared que separaba los jardines de la acera. Al bajar, las hojas comenzaban su sinfonía de trizas. Y tus ojos dulces eran tan dulces como los de cualquiera que ame de verdad. Podrías ser él, pero nunca lo serás. Tu recuerdo no importará más que los de las hojas, porque al parecer, sólo los recuerdos que nos hacen llorar nos interesan lo suficiente para escribirlos…y sigo hablando de él aunque no me roba las lágrimas como hace 10 años (o debería decir 12). Sigo hablando de él en un café de aroma intenso. Sigo explicando por qué no está, dónde está y con quién hace el amor. Como si pudiera explicarlo. Qué ilusa, no pude antes, menos ahora, que nuestras vidas han divergido tanto, como siempre lo pronosticó.

“No busques a alguien para que te haga feliz, sino para que comparta contigo la felicidad que has alcanzado”. Aunque lo repita mil veces no podré compartirlo, porque dista tanto de mí. Ser feliz es construir, y si lo haces solo, estás solo. Si alguien llega, se desarma el puzle, porque no encaja. Si construyen juntos, los dos caben, ajustes impecables, o aceptables. La duración de esa felicidad depende de eso…Si cada uno trae su felicidad, no se pueden sumar, porque son distintas…si cada uno tiene su felicidad siguen estando solos…o tal vez sí sean aditivas, tal vez el secreto sea tener una felicidad y media, media nuestra y una mía…

¿Y si fueras tú? Si fueras tú quien me roba un beso en el pasillo de un pequeño supermercado, si fueras tú quien recorre mis piernas por debajo del vestido. Si fueras tú quien vuelve en un avión olvidado. Me cuesta incluso llamarte tú, acostumbrada más al ÉL. Lo inalcanzable no puede siquiera tener un pronombre, aunque sí mucha imaginación, porque todo aquí es 90% imaginación y 10% recuerdo, y no es por mala memoria, es por escases de momentos juntos. Vuelve a sonar Cálido y frío, en otro frío dentro de un cálido auto compartido con gente que no quiere compartir. Ese amor en contracorriente, dice, mientras vuelvo a recorrer las heladas calles de San Carlos buscándote, cada año con más neblina y menor nitidez. Vuelvo a decir las palabras necias que nos alejaron poco a poco, casi sin darme cuenta. Porque las guindas de las tortas son sorpresivas, y el rojo nos duele en medio de tanta crema blanca.


Amanda

lunes, 31 de mayo de 2010

Cuando Tenga Que Correr, Corra

¡A la carga! Actualizamos El Blog de la Ex con una colaboración. A todo el mundo le toca el tema parece. Recuerden que si quieren colaborar o ser parte del equipo estable de Ex's (raro sonó eso), pueden escribirnos a soy.la.ex@gmail.com.

Nos demoramos un poco en responder, así que ¡paciencia!

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¿Cuánto tiempo toma olvidarse del lolo de turno y comenzar nuevamente la búsqueda?

Sabemos que es un proceso más o menos engorroso, que a no todos nos toma lo mismo ni lo enfrentamos de igual manera y que a más de alguna fémina (y macho también) deja pegada por más de lo mentalmente sano.

Como no soy devota de andar apurando cosas, no me incomoda en lo absoluto pegarme una vitrineada más o menos larga, no me urge un aún)pues, afortunadamente los servicios básicos son cubiertos por un buen samaritano al que tampoco le molesta mucho la soltería, voy más que relajada por la vida… Tan relajada que en ese entre tiempo un muchacho me pilló volando bajo y comenzamos a salir.

El espécimen en cuestión se veía bastante prometedor: salidas varias lo confirmaban. No era algo que me hiciera perder la cabeza, pero en vista y considerando que la oportunidad estaba, démosle.

Y aunque quería, algo no funcionaba… Este hombrecillo me sorprendía desagradablemente con detalles… Pero hubo algo, lo principal, que me hizo replantear el asunto y correr olímpicamente de esa situación: su urgencia por reemplazar a la EX.

Además de su apremio por concretar, por presentarme a la familia y conocer la mía, por publicar fotos -que ni siquiera sabía que me había sacado- sin mi consentimiento y tapizar red social existente con mi nombre y el “está en relación con”, estaba su pasado tormentoso con mi versión anterior.

Todos tenemos un pasado, hay que tener uno para construir el presente, eso está claro… El suyo incluía no asumir que lo dejaron y mandar todo a la mierda tras el quiebre: vida, amigos, universidad, TODO.

El cabrito me planteó el episodio como una anécdota más de vida y a mí dentro del cuento, como la persona que lo ayudaría en la transición. Qué quieren que les diga, me anduvo entusiasmando la idea de mostrarle que la vendrían tiempos mejores (a pesar de divergencias que saltaban a la vista, pero bueno, asumo que soy harto porfiada) y seguimos.

Es común que en la lista de ex parejas siempre exista una que es recordada con mayor cariño, pero el cuento con esta EX iba por otro lado. Al tiempo de estar juntos me enteré que hubo compromiso de por medio, postura de ilusiones (bien cebolla el asunto) y toda la parafernalia, la palabra matrimonio sonó fuerte, bastante, hasta que la muchacha se arrepintió y hasta ahí quedaron los planes.

Nada de malo tiene proyectarse, pero si no resulta, supéralo. Eso es lo que no entendió el muchacho… Y su obsesión/trauma con el compromiso me empezó a incomodar demasiado, su encanto por mostrarme en público como un chiche nuevo me asustaba, las llamadas a las tantas de la mañana desubicaban, llegando al punto de quizás qué caras poner cuando comenzaba con sus “... y si viviéramos juntos” salidos de la nada sin siquiera llevar meses emparejados…. Porque digámoslo, uno espera escuchar esas palabritas cuando está enamorada y lleva por lo menos un año de convivencia ¡no dos meses!

Señoritas, existen sujetos deseosos de reemplazar a la Ex con quien quiera que se les cruce en el camino en un esfuerzo por demostrarse a sí mismo que son capaces de formar parte de algo sólido. Buscan e insisten porque la soledad los desmoraliza y desespera a tal extremo, que la seguridad como individuo único e irrepetible se les va lejos (si es que alguna vez tuvieron).

Lamentablemente para él, tengo mis prioridades demasiado claras e incluir un cacho en mi vida, evidentemente, no es una de ellas.

Con toda honestidad, si hubiera sido la novia y Ex en cuestión, también corría… ¿ustedes no?

Helena

martes, 25 de mayo de 2010

La Hormonal

Si hay algo que en verdad detesto de mi género y congéneres es la manía de echarle la culpa a las hormonas de los estados de ánimo.

Es cierto, está comprobado científicamente que hay una relación entre el ciclo menstrual y los cambios de humor de las mujeres, pero de ahí a tener como cartita bajo la manga el temita cada vez que una se pone sensible, come on!!!

Recuerdo que antes de conocer las maravillas de la píldora, nunca tuve grandes problemas con mis cambios de humor -siempre hay una clara tendencia a andar de mal humor en mí, jajaja!!!- y que la regla no cambiaba en lo absoluto la situación. Si había que hacer educación física, filo, mayor cuidado con el tema no más. O si me sentía ¿más sensible? que lo normal nunca se lo achaqué a las hormonas, sino a mi propia personalidad un tanto voluble. Mis compañeras, en cambio, exigían trato especial en esos días del mes. Que no podían rendir lo mismo, que estaban más sensibles, que no podían prestar atención como siempre. Los profes -generalmente los hombres- creían la cuestión como si fuera la verdad más absoluta del universo: si una mujer está con la regla, mejor dejarla en paz y decirle amén a todo.

En mí humilde opinión eso es una gran mentira. Si bien hay una correlación hormonas/humor, la cuestión no puede ser para tanto. ¿Estás adolorida? Tómate algo, lo mismo que si tuvieras un dolor de cabeza. ¿Más sensible de lo normal? Patrañas, todas las minas somos más sensibles de normal y la regla es la excusa para poder validarlo.

Yo siempre he mirado con compasión a aquellos pobres pajaritos que tienen que decir amén a lo que diga la polola porque está en esos días. Yo que tomo pastillas desde tiempos inmemoriales, solucioné los cambios de humor y el sufrimiento probando y probando hasta que encontré la hormona adecuada. Jamás le eché la culpa de mis cambios de humor a las hormonas, ni menos me puse más insoportable de lo normal por el tema (lo insoportable en mí es como natural).

Hombres del mundo, ¡despertad a la verdad! Eso de achacarle a las hormonas los cambios de humor, la pesadez, lo bruja e insoportable es solamente una gran exageración de la verdad que le ha permitido al género femenino el control del mundo.

Aunque, pensándolo bien, si usted, joven mozuelo, deja que lo ninguneen bajo la premisa de "esos días", se merece seguir siendo ninguneado hasta que aprenda a no ser tan... huevón.

Juana La Loca

martes, 11 de mayo de 2010

Y el pasado, ¿te condena?

Entre mis variadas andanzas por la vida conocí un cabrito buena onda que se convirtió en el típico amigo de paso: viene, desembucha sus penas de amor contigo y a una, como las ha vivido, le da penita, da la mano, apoya y cuando el flaco resuelve el problema deja de hablarte.

Da lo mismo, no es el mega amigo, y ese no es el tema, lo que ocurre es que chico me puso a pensar en algo: el pasado.

Este muchachito si bien es más joven que yo ha tenido una vida larga, con muchas experiencias de mujeres. Muchas. O sea, relaciones serias y luego sus escapadas por ahí, y bien por él que lo haya pasado bien y que si lo estima conveniente que siga pasándolo bien, pero aquí viene la pregunta ¿el pasado te condena?

El tema de cama, para mí y como para muchas, es un tema. Suele ir de la mano con el compromiso, la seriedad, y si no necesariamente el amor por lo menos un cariño especial.

Tampoco soy de las colegialas que quieren “hacer el amor” y califican el hecho de “lindo” y luego lloran de la emoción una vez consumado el acto, pero sí es algo que me tomo en serio. Siempre está como el morbo de querer haberlo hecho con un desconocido, pero esas son fantasías, es peligroso meterse con alguien que uno no conoce (no solo por enfermedades, embarazos no deseados sino también por la carga emocional que puede tener en una persona con una mentalidad como la mía).

Considerando todo aquello para mí es importante el pasado de mi pareja, si el weon llega contándome que en cierto minuto de su vida se acostó con una mina que se levantó en un bar, o con más de una flaca a la vez, no sé, el weon automáticamente deja de gustarme y me invaden las ganas de bañarlo con cloro y escobillarle cierta parte con sapolio, usando guantes de goma, por supuesto. No sé bien por qué.

Tendrá que ver con el hecho de que, imagino, que si una persona se desnuda delante de otra sin ceremonias ni miramentos el hecho en sí no tiene mucha relevancia.

No me seduce la idea de ser “una más” dentro de un amplio repertorio.

Además, pienso en otra cosa. Muchas de nosotras queremos sentar cabeza en algún momento, y para eso normalmente no se elige al muchacho dado a entrar a una fiesta solo y salir acompañado, entonces, a la hora de los quiubos, contarle al cabrito que es más o menos serio y juiciosito en cuestión que una se acostó con este, con el otro, el de aquí, el de más allá y este que parece que no me acuerdo, y creo que este otro, no sé, a mí me daría lata.

Me da lata decirlo, y escucharlo.

Obviamente una no pretende ni llegar virgen a los brazos del marido (qué fome) ni que él llegue virgen a los tuyos (también fome), ya que de las experiencias pasadas más de algo se aprende, y si bien la cama es entre dos (se supone), bueno, saber bien qué se hace, dónde está cada cosa y no tener que estar improvisando es un plus, pero tampoco creo que sea la idea llegar con más kilometraje del necesario.

No juzgo, con esto, a quienes optan por la vía de pasarlo bien y olvidar nombres la mañana siguiente, para nada. Cada uno es dueño de hacer lo que se le venga en gana, pero sí me da lata cuando escucho a un chico hablar de su pasado y comentar que hay nombres y caras que no recuerda.

El sexo es algo excelente, entretenido, maravilloso, reconfortante, excitante, y relajante, en eso estamos de acuerdo de todos, pero imagino que debe ser vacío no dormirse abrazaditos después, no llamar por teléfono después, no repetir el encuentro con el respeto, el cariño y la confianza que se tiene dentro de una relación y que es imposible conseguir medio copeteados a la luz baja de un pub y con ganas de arrancar apenas el cuento se acaba.

O tal vez me equivoque, como he dicho, nunca he experimentado el touch and go, y ahora tampoco me interesa.

Será por eso que pienso que sí, el pasado, aunque sea un poco, te condena.
Leonor

jueves, 6 de mayo de 2010

Amor en serie

Corto pero preciso: ¿hay algo más desagradable que darte cuenta que tu ex trata a su nueva mina igual que a ti? ¿Que le escribe y dice las mismas cosas? ¿Que con suerte se dio el trabajo de buscarle un nuevo apodo cariñoso y sería?

Si hay algo que me empelota es la falta de originalidad. Todos los hombres de mi vida se han ganado exclusividad en su trato, ¿es mucho pedir acaso lo mismo de vuelta?

Dios las libre a toda de la falta de originalidad de un ex. Porque duele en el alma darse cuenta que tanto esfuerzo fue en vano: siempre fuiste una más en su lista, alguien destinado a un espacio/tiempo determinado. Los sueños y promesas nunca fueron verdad. Y saber que lo que una creía único y especial era un amor en serie, hace que el corazón se sienta gris, pesado y triste.

Sin embargo, hay un sunny side en el asunto: sabes que la nueva mina está destinada, igual que tú, a ser desechada cuando aparezca otra más.

Cuidado, mis estimadas, con el amor en serie y la falta de orginalidad.

Juana La Loca

miércoles, 28 de abril de 2010

Gracias a mi Ex Pololo

Nosotras somos todas ex de alguien, y desde la vereda de la ex se entiende, o se trata de entender, el mantener el contacto con el ex, con la esperanza de volver con él o tal vez de joderle un poco la vida en una delicada venganza por lo todo lo que ese hi . . . de pu . . mal parido nos sufrir, pero ¿qué pasa cuándo una no es la ex de la historia, si no la actual, y es la ex de él la que aparece a joder la pita?

Y . . . Depende. Depende de qué tan seguro está él de que terminar con la flaca en cuestión fue buena idea, depende de qué tan segura estés tú de tu relación con él, que tan segura seas tú por la vida, y qué tanto y cómo jorobe la chica en cuestión.

Como uds me imagino recuerdan, estoy felizmente pololeando con Alejandro, vamos a cumplir 5 meses (oooh que ternura) y tema definitivamente da para largo, y estamos los dos felices esperando la oportunidad de comer lombrices y perdices y demases.

Cuando empezamos yo llevaba dos meses soltera y él dos semanas.

Mi ex no era tema (más allá de los traumas que me dejó, Alejandro ha esperado pacientemente que solucione) pero la de él sí.

Esta muchacha, Ana, mayor que yo, con trabajo, imagino que con un título, departamento para ella sola y demases (cosas que este minuto yo al menos no tengo porque estoy viviendo aún la maravilla de ser mantenida por los viejos mientras una estudia) daría la ligera sensación que es una mujer hecha y derecha, capaz de mirar a Alejandro a los ojos y entender que si él la pateó dos veces es porque no pretende querer patearla una tercera.

Pero no.

Esta chica sabe, le consta que nosotros estamos juntos. Y más encima bastante contentos. Y sin embargo no tuvo ningún empacho en declararle su amor y recomendarle que reconsiderara el volver con ella. Cueck.

Y eso no es nada.

Cuando llevábamos un par de semanas juntos esta flaca lo llamaba, pero incansablemente, así como una llama para intentar joder la vida. Lo llamaba a la casa, al cel, inventaba motivos para verlo, me atrevo a decir que en más de algún momento simuló lágrimas con la esperanza de que Alejandro fuera que sea a darle un abrazo de lástima.

Llamaba tanto que interrumpía, molestaba, cosa que imagino ella pretendía.

Pasó un poco de tiempo y la chica ahora lo mira en la oficina, le hace ojitos, le pregunta pavadas, etc, etc.

Yo me entero de todo esto porque Alejandro me cuenta.

A la pobre chica la he visto sólo una vez, y para mala raja de ambas cuando nos la encontramos en el super yo estaba con ataque de risa porque se habían quebrado los huevos. Y la saludé cagada de la risa, y me miró aún más feo, cosa que entiendo.

Yo no estoy celosa ni nada eso, tengo claro que Ale terminó con ella con motivos fehacientes y que no han cambiado, encima los dos estamos bastante bien, entonces eso no me preocupa, y considerando que Dios me bendijo con un hombre bastante posesivo que entiendo eso de que molesta que te pellizquen la uva mantiene bastante distancia con la flaca para evitar pajas, pero ¿hasta cuándo?

Ambos llevan tres veces más tiempo terminados del que lograron estar juntos, y esta negra sigue con el show.

Entiendo que molesta que te pateen, molesta más ver que el weon se mete con una mina de cual te habló, que tú conocías teóricamente hablando y de que probablemente echaste pestes, entiendo que cabrea la wea, sobretodo cuando te das cuenta de que terminaron por cosas que si tú hubieses manejado mejor no habrían desembocado en un quiebre, pero weon, insisto, basta.

Hay un límite.

Las compañera de oficina de Alejandro le han mencionado los distintos eventos que esta chica provoca para llamar su atención (porque él, como hombre que es, se da cuenta de menos de la mitad), y han hablado de nuestros planes y ella ha escuchado, pero sigue con la macana, como si no tuviera nada más con qué entretenerse, como si la relación que ellos tuvieron hubiese sido de esas largas, intensas, eternas, que te cambian la vida y que te dejan con gusto a poco.

Flaca, cánsate.

Igualmente, doy gracias por su existencia en la vida de Ale, nos hico bien, a los dos.

Le permitió a él darse cuenta de cosas que no hay que hacer y entonces no comete los mismos errores conmigo, qué maravilla, y me ahorra a mí ver teleseries venezolanas para entretenerme, pero ¿hasta cuándo?

Todas, de una manera o en otra, hemos estado en sus zapatos, sabemos lo que duele, no hemos sabido decir basta en el momento en que razón grita que cortemos el webeo porque más allá de jorobar no estamos consiguiendo nada excepto dejar establecido lo pendejas que podemos llegar a ser.

Pienso que uno webea hasta que se le quiten las ganas, hasta que ya no te nace.

Si te metiste a Facebook una vez para verle el muro lo vas a seguir haciendo hasta que algo más llame tu atención y se te olvide. Lo mismo si le revisaste el mail una vez o si trataste de hablar con un amigo en común para recabar información.

Esas cosas, esos psicopateos para los cuales se presta la tecnología pueden medianamente eternos si no tenemos ninguna serie de televisión buena que ver, si no tenemos algo sobre lo que escribir, pintar o esculpir o si no tenemos algún otro macho por el cual desvivirnos.

Y normalmente no llegan a nada bueno, al menos para nosotras.

¿Alguna de ustedes ha logrado volver con el ex a punta de acosarlo sutilmente?

A mí por lo menos, cuando lo intenté, no me resultó. Terminé recordándole porqué habíamos terminado en primer lugar, lo que en este caso, es bueno para mí.

Alejandro me mira y me dice “Ana otra vez me llamó” con cara de estar agotado.

Y este momento es que le tengo que dar gracias a Ana, gracias por haberlo jorobado tanto cuando estaban juntos que él optó por terminar con ella y no dudó en empezar conmigo, gracias por seguir webiándolo tanto que él se aburre y prefiere mirarme a mí que no lo webeo, gracias por haber metido la pata con él, tanto que aprendió cómo no meterla conmigo, y gracias, en definitiva, por su actitud ahora, que le confirma que terminar fue una buena decisión.

Gracias Ana. En serio.

Chicas, no sean como ella. Al menos traten.

Porque por cada Ana del mundo, jorobando al ex que ya reinició su vida, hay una Leonor besando sus labios y sonriendo, segura de que él no la va a dejar por ella.

Leonor

lunes, 26 de abril de 2010

Mudanza

Crecer tiene cosas buenas, como ahora que me voy de casa y sé que por primera vez tendré mis propios espacios donde compartir con quien quiera, mis padres ya no me retarán por quedarme hasta las tantas de la madrugada pegada al PC, no tengo que dar explicaciones si quiero pasarme el domingo entero en pijamas... todas esas cosas con las que una fantasea de una casa (o departamento) para sí sola.

Mejor cuando, como en mi caso, sabes que en un par de meses tu pareja (pierno, guatero con uña, como prefieran decirle) se te unirá y probarán si funciona o no eso de "vivir juntos", "vivir en el pecado" como dice una amiga para provocarnos risas...

Y así me he pasado las últimas semanas: haciendo cajas cada vez que tengo un rato libre, sorprendida de los cachureos que pueden acumularse en unos pocos años. Pero lejos, más allá de no saber qué hacer con las cosas inútiles pero con valor sentimental (Ejemplo: la figurita que me trajo X persona de algún viaje...), lo que más complicada me tiene son las cosas de mis Exs:

Un chaleco que alguno me prestó para capear el frío una romántica noche de otoño.
Los apuntes para una prueba que otro me pasó a condición de que se los devolviera.
El viejo celular que alguno me regaló cuando perdí el mío y decidió pasarme el que no usaba.
Una copia de su trabajo final, empastado, para guiarme en un ramo que me faltaba pasar.
Los materiales para un trabajo práctico que nunca le devolví.
Un peluche que tenía en su cama y que me rapté con permiso de mi ex.
Un álbum de fotos.
Una taza que trajo para él. (Y debe haber una que yo llevé a su casa...)
Documentos vencidos que guardaba para tener una foto suya en mi billetera.

Si sé. Soy cachurera... y eso que la mayoría de las cosas las boté y/o quemé cuando terminé con cada uno de ellos en una especie de ritual de exorcismo. Si esas cosas se quedaron fue exactamente por lo mismo que me acomplejan ahora: no sé qué hacer con ellas, porque romperlas o botarlas sería un insulto, una falta de respeto, ya que son cosas que no me pertenecen sólo a mí.

Por eso las guardé todas juntas en una caja en el rincón más profundo y oscuro de mi closet, y supongo que agradezco que al final me haya olvidado de su existencia que me torturó tantos años atrás.

Doble dilema: El lío es que con estos personajes terminamos hace tantos años que a algunos no tengo cómo ubicarlos, y a otros ya me imagino la cara que pondrán cuando los llame para decirles que pasen a buscar sus cosas, que me estorban en mi nuevo hogar... Claro, si es que primero logro acordarme del número telefónico de esos energúmenos.

Y bueno, las guardaría, pero ¿cómo le explicas al actual hombre de tu vida que tengas una licencia de conducir de un tipo del que ha escuchado pestes solamente? De ninguna forma. A mí no me gustaría que llegara a casa con una caja llena de cachivaches de sus exs. Casa nueva, vida nueva, dicen con razón. Si hasta la ropa que le regalaron le he dicho que ya está vieja y sólo serviría para trapo.

Supongo que debe ser una señal divina, de que llegó la hora de ponerle punto final a lo que fue, y claramente ya no es.

Señorita Gruñona

viernes, 23 de abril de 2010

Libertad

El día en que olvidé tu cumpleaños supe que por fin había terminado de dejarte atrás. A pesar del paso de los años desde que terminamos, siempre recordaba esa fecha, al igual que la de nuestro aniversario. No necesariamente la recordaba con tristeza ni con nostalgia, pero la recordaba. Hasta que un día no sé por qué pensé en ti y me di cuenta que tu cumpleaños había pasado hacía varias semanas y yo no lo recordé. Me sentí un poco mal, porque tu siempre recuerdas el mío y me envías al menos una señal de humo para hacérmelo saber. Pero por otro lado, no pude evitar sentir gran alivio: por fin me liberé de ti.

Quizás no lo sepas pero siempre has sido ese ex para mí. Aquél con quien inevitablemente comparé a cada nuevo prospecto que apareciera en el horizonte. Aquél con quien más tiempo pasé, con quien más veces terminé y volví, con quien más planes hice, de quien más me decepcioné y también a quien más he decepcionado. Hace años que no pienso en ti románticamente, pero tu fantasma tampoco me abandonaba por completo. Muchas veces me pregunté si algún día volvería a tener una relación como la que tuve contigo, en la que todos los sueños estaban permitidos, en la que realmente parecía factible forjar un futuro al lado de alguien. Y la pregunta ni siquiera tenía relación directa contigo, sino más bien conmigo. Con mi incapacidad de olvidar. Mi incapacidad de dejar atrás. Ese afán perverso de constantemente mirar hacia el pasado y hacerme preguntas.

Por fin ocurrió. Por fin sé que soy otra. Porque aunque hace años que borré tu número telefónico de mi memoria del celular, nunca pude olvidarlo. Y ahora, aunque lo intente, no lo recuerdo. Y es algo tan simple como eso, pequeñas cosas que se te olvidan. Pero es tan grande como eso para quienes somos esclavos de la memoria. Al liberarnos de los últimos recuerdos que quedaban y no parecían querer desaparecer, a pesar del paso del tiempo, sabemos que hemos dado un paso importante.

Recordar esas cosas no significaba mucho tampoco. Sólo que la memoria es testaruda y hay números, fechas, asociados a rostros, momentos, de los que no se quiere desligar. No significaba que aún sintiera algo por ti, pero era como un ruido molesto en el fondo de una habitación, como la estática de la televisión, pero en un volumen muy bajo, que sólo tú escuchas, sólo tú eres consciente que está ahí y hasta tú de vez en cuando puedes ignorarlo, pero a veces le vuelves a prestar atención, a ese zumbido. Y el zumbido se apagó. Soy libre.

Faye

martes, 13 de abril de 2010

Maldito Internet, maldito celular

Levante la mano, pero poquito pa’ que no se note mucho, quien le ha revisado al pololo o al ex, en algún momento de su vida que pareció pertinente, el Facebook, el celular, el mail, el Twitter, el PC, o la wea que sea.

Uy, somos varias.

Ahora levante la mano quién se sabe de memoria las claves del macho en cuestión, entiéndase claves de mail, del cel, cel blackberry, de facebook, del cajero, qué se yo, cualquiera.

Ahora cuéntenme, ¿cómo llegaron a esa información? ¿fueron regaladas con esa confianza, es decir, el pololo les dijo amor esta es mi clave? ¿o por motivos circunstanciales? Es decir, él estaba cagando en el baño y no podía perder esa llamada les pidió “mi vida, contéstame el cel, la clave es tanto” o “métete a mi mail por fa y dime si me mandaron el mail del nuevo trabajo al que estoy postulando”? O ¿fue un proceso de seguimiento? ¿de mirar bien cómo movía los dedos cuando digitaba las claves sobre el teclado, de poner alguna wea en el PC de esas que recuerdan los sitios donde se navegó o un manejo de informática más allá de los común que permitió hackear alguna cosa?

Ay, cuidado.

Meterse en eso es complejo.

Debería calificar de droga dura y ser ilegal (aunque capaz que eso lo hiciera más apetecible), por uno empieza, inocentemente, y no sabe donde para.

Yo a toda costa lo evito.

Cuando suena el cel de Ale se lo paso, amor, te está sonando el celu, contesta. Ni siquiera miro quién lo está llamando (eso no quita que después de sapa le pregunte y me entere igual).

Les cuento porqué.

Cuando todavía tenía los ojos vendados con amor e inmadurez y estaba en la época dura prequiebre de mi relación con José una vez, una sola, le revisé el celular.

¡Qué feo, Leonor, deberías quemarte en el infierno por semejante pecado! Lo sé, pero la curiosidad y la certeza de que el muy mal parido me estaba gorreando en mi cara con una amiga suya y conocida mía que buscaba incansablemente un padre para su hija pudo más.

Recuerdo que estábamos tirados en la cama viendo tele, sin pelear, y yo estaba disfrutando a concho ese momento que tanto se parecía a la época en que estábamos bien, cuando la naturaleza llamó y el fue al baño. Acto seguido, en el minuto es que escucho el pestillo en la puerta, le llega un mensaje.

El Nokia brillaba seductor sobre la mesa.

"Leoonooooor, veeeen" me decía el aparatejo de mierda.

Lo ignoré, pero sonó de nuevo.

Dos mensajes al hilo.

Wow.

José seguía en el baño. Y a riesgo de que me pillara y me pegara con el mismo teléfono lo tomé con mis manos temblorosas y apreté el maldito botón del medio.

Necesito urgente hablar contigo, de verdad, me siento solita, nos vemos más tarde, tu pequeña” Por supuesto estoy parafraseando, el SMS pero era una cosa así. El segundo era una versión un poco más intensa del primero: “La niña sigue media enferma, me acompañas al médico? Por favor, no quiero hacer esto sola, un beso, tu pequeña

Ay, no.

Este conchadesumadre (perdonen mi francés) se está pisando a esa weoncita de mierda que quedó preñada por no saber contar los días en que tenía que empezar a tomarse la dichosa pastilla. Hijo de puta. Desgraciado. Etc. Etc.

Me quedé plop.

Debo reconocer que lo más me calentó fue que la mina firmara como “tu pequeña” cuando hasta ese momento oficialmente la fucking pequeña de ese troglodita mal parido era yo.

Hijo de puta.

Debí haber puesto el hervidor pa’ tirarle agua en las partes nobles apenas saliera del baño. Por maricón.

¿Y ahora qué mierda hago?” pensé. Lo primero era borrar los mensajes para que no se diera cuenta de los había leído. Lo segundo dejar el teléfono donde estaba, meterme en la cama de nuevo, ver tele, hacer la boluda, y tratar de que mi cara tuviera el mismo color de siempre.

Me temblaban las manos, pero ahora de rabia.

José volvió, y como en esa época ya estábamos teniendo problemas ni me miró y se acostó al lado, haciéndome cariño en el pelo, el muy infeliz.

Yo trataba de adivinar cuándo y dónde se habrían acostado, cuándo había empezado el tema, y mil cosas más.

Y lo más charcha era no decir nada, porque si decía cualquier cosa él se iba escudar en el tema de que yo había violado su consagrada privacidad. Son muy cara e’ raja.

Al final, como tantas otras veces, me guardé la mierda.

Discusiones y gritos más tarde me entero, supuestamente, de que nunca pasó nada entre ellos, cosa que a estas alturas del partido medio me da lo mismo, pero ese no es el tema.

El tema es mi cara, el apretón en mi guata cuando leo aquello.

Mi stress, mi mente dando vueltas, pensando, cuestionándose, qué hice mal yo, qué mierda pasó.
Después de que terminamos la tortura continuó vía facebook. Era una maldita adicción.

Internet se convirtió en un sitio hostil donde cada página me recordaba a esta excusa de ser humano, cada vez que abría la wea me quedaba mirando como weona su pinche muro, esperando que alguna peuca le pusiera alguna wea, viendo como se cambiaba el estado, como sus amigos lo apoyaban, como se ponía “soltero” y las amigas que siempre me odiaron ponían “me gusta”, como de pronto todo el mundo lo invitaba a salir.

Qué wea más terrible.

Finalmente lo borré.

Pero el cuento no terminó ahí, oh no, porque una amiga mía lo tenía en Facebook también, entonces ella me ponía al día, me dejaba meterme con su clave pa revisar el muro de él, para enterarme de todo lo que él publicara para que todos vieran.

Y por favor basta, basta con la psicosis, basta con la pendejada, basta, basta, basta.

Eventualmente a punta de cigarros y fuerza de voluntad corté con la wea.

Y nunca más lo quiero retomar.

Ahora no me sé ninguna clave de Ale (de todos modos nunca me supe las de José), me autoimpuse una barrera de fuerza alrededor de sus bolsillos, su billetera, su PC, su teléfono y todas sus weas.

Confío en él, en serio, podría las manos al fuego porque Ale no me engañaría ni cosa por el estilo, pero no quiero nunca más pasarme rollos por un SMS que puede ser cierto y justificar mi pelá de cable o puede no serlo y solamente dañar lo que hay de bueno.

Meterse en esas cosas del pololo hace mal. Moral aparte, hace muy mal. Porque una se envicia, no puede vivir tranquila, no duerme anda pendiente, se pasa rollos, inventa weas, puede que le achunte, puede que no, pero ¿vale la pena pensar tanta wea junta?

Es como echarse mierda con ventilador, pero a una misma, sin ayuda de nadie.

No, no más.

A veces, la gran mayoría, la ignorancia es bendita.

Leonor

jueves, 8 de abril de 2010

¿La Santa?

Queridos lectores, tenemos el placer de dejar con ustedes una nueva colaboración de Gaviota, cuya primera parte podrán revisar aquí.

Les recordamos que pueden enviarnos sus historias al correo soy.la.ex@gmail.com, esperamos que disfruten de esta nueva colaboración tanto como Las Exs.


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Como ya les conté, Difunto, llama y llama, busca y busca… y al parecer tiene nervios de acero por que no se cansa…y yo tampoco por que no pienso dar mi brazo a torcer…

Menos ahora, que partí bien el 2010, soltera y regia… así que ni loca dejo mi soltería en este momento… eso no significa que no puedo tener a alguien que me trate con cariño… ahí entra “Dulcito”, es un lolito que conocí hace más de dos meses, es dos años menor que yo…un encanto realmente.

En la primera cita, que no fue nada romántico (una salida después del trabajo a almorzar), tuve que elegir: o me demuestro tal como soy, media locateli y bruja empedernida, o como una pobre niña a la que le destrozaron el corazón y que no está lista para una relación… Elegí la 2º opción, la “santa”.

Le expliqué que tuve una relación larga, la cual me dejo muy dañada, que él ha sido el único hombre en mi vida, que no estoy acostumbrada a salir, recién ahora estoy aprendiendo como son los hombres, no confío en nadie por miedo a que me dañen…y todas esas cosas que hacemos para hacernos las niñas buenas.

La cosa es que Dulcito al parecer es igual a todos los hombres, le gustan las santurronas, por que anda como perrito faldero detrás mío… Y para qué vamos a andar con cosas, cuando te hacen daño, lo único que quieres después es hacerle daño a alguien, así que ésta es la mía.

El problema es que de verdad Dulcito... es muy dulce, es tierno, preocupado, no de la forma “¡Quiero algo contigo y si no me lo das altiro no te pesco más!…” hemos salido un montón de veces, de las cuales ni un besito se ha llevado… siempre como que quiere pero yo le doy un fuerte abrazo y le digo que me encanta estar con él , que es muy lindo….

El problema radica en que es demasiado tierno como para hacerle todo lo que tengo planeado, y menos después de que me confesara que no ha conocido mujer (qué???? a sus 21 años no ha conocido mujer aún??)

Entonces tengo dos opciones, o me sigo haciendo la santa y termino haciendo que Dulcito termine completamente enamorado (o por lo menos que crea que lo está) - cosa que estoy segura que va a pasar por que ya me dice que me quiere - y crear un monstruo que destruirá mujeres años más tarde; o de verdad abro mi corazón, que obviamente tengo cerrado hace casi 7 meses….

El problema es que ya le mentí sobre mi forma de ser, ¿Cómo se hace para demostrarse bruja, sicópata y maniática compulsiva de un momento para otro, sin que piense que pelé el cable?


Gaviota.

lunes, 5 de abril de 2010

Ser la Otra

Una nueva colaboración de una de nuestras lectoras: La Otra

Hay varias formas de ser ex, pero la más terrible de todas es ser “la otra” (si, bien colombomexivenezolano, para que se entienda).

Señoritas, no nos veamos la suerte entre súper heroínas ni nos pisemos la capa entre gitanas: Las que quisimos ese tipo de relación sabíamos perfectamente donde nos metíamos, en que “zapato chino/camisa de once varas”. Si fue por el amor a lo prohibido, el riesgo, adrenalina, aburrimiento… sabíamos.

El drama de ser “la otra” es que en el minuto final no puedes desahogarte.

No puedes decirle a nadie por qué lloras, o el porqué de los ojos rojos (la típica infección ocular), pero lo peor de lo peor es no poder llamar, no poder hablar, no poder pelear ni reclamar porque “la oficial” puede dejar la grande y tú obviamente quedas de fáci... marac… put… perr… mala persona.

No me justifico. Sé que a nadie le gusta que su mino la engañe, ni a mí, pero cuando las oportunidades se dan y las ansias son demasiadas, es absolutamente humano hacerlo. Es ser pésima mina, no tener sentimientos, no tener conciencia o solidaridad de género o mil pavadas más, pero yo creo que es peor enamorarte de alguien que sólo encamarte con él o encamarte mucho con él.

¿Cuál es la forma de dejar la relación tóxica?

Peleando. Sí, peleando. Contigo y con el mundo. Comprar un punshing ball de boxeo y darle duro, porque lo que prima es la rabia de ser tan estúpida de fijarte en un mino con novia/mina/polola o el peor caso espossssaaaa.

Exorcizar su olor, la huella de sus manos y todo lo que te lo pueda recordar.

Nunca pedí paz después del “ÉL”, sólo quería recuperar la calma y quedarme con las miles de cosas buenas que vivimos. Y lo logré.

Y si me preguntan, pretendo seguir durante toda mi vida a Wilde “La mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella”.

domingo, 14 de marzo de 2010

El Perro Arrepentido

Querido público, tenemos el agrado de dejar con ustedes una nueva colaboración de una Ex que quiso compartir con nosotras su historia. Esperamos que ustedes la disfruten tanto como nosotras, y dejen sus comentarios para nuestra querida Gaviota.
Y recuerden que siempre podrán enviarnos sus historias a soy.la.ex@gmail.com

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Mis estimadas, acabo de ingresar a este mundillo y espero que cada cosa escrita sea entretenida para todas y refleje de cierta manera las vivencias de muchas.

No puedo dar mi nombre real por que tengo amigas que siguen fielmente el blog y la verdad es que no quiero que mi fachada de niña “ya está superado” se desplome y me digan “te lo dije”.

Pues bien, estuve poco más de un año con el señor “Difunto”. Cuando nos conocimos (en un lugar de dispersión juvenil llamado discotheque) no me gusto para nada: era el típico mino feo, medio nerd, y mal vestido. Yo, para mi desgracia, soy la típica mina que les gustan, la más o menos bonita (para no tirarme muchas flores), inalcanzable para ellos, etc… pues bueno, después de más de una hora molestando accedí a bailar con el susodicho, y como el lolo era simpático, seguimos viéndonos.

La cosa, para resumir un poco, es que nos pusimos a pololear. Al principio todo era lindo: me llamaba por horas todas las noches y teníamos tema para conversar de todo, para qué hablar de las salidas, todo era bueno…y ya acercándose el primer aniversario, el lolo como que me guateó.

Según él, que yo lo absorbía mucho!!! ¿Cómo?, “pero si no tengo ni tiempo para mí con la pega y los estudios!!!” Kuek…Terminamos, luego volvimos y, como dos meses después… Plop!!! El lolo estaba de nuevo confundido!!: Que una chica de la que él estuvo enamorado lo buscó y cómo iba a quedarse ahí sin saber qué podía pasar si se la juega por ella… y yo con el corazón destrozado, sabiendo que el mino más feo del planeta me dejará por una mina más fea que él…

El ego, el autoestima, por el suelo.. y lo peor de todo es que él me dejo… siempre pensé que sería yo!!!! En fin….Han pasado 6 meses del fatídico suceso, del que aún no me recupero del todo, y zas!! En diciembre “Difunto” me llamó, después de una serie de llamadas mías que le dejaba perdidas, y mensajes que le mandé equivocadamente a su celular y que siempre respondía de mala gana para decir que no era mi amiga a la que estaba buscando en un estado medio etílico…

"Difunto" me llamó con la excusa de querer saber cómo había terminado el año, si había terminado la carrera y si había encontrado práctica laboral, muy en buena onda….”Oye pero hay tanto que contarse, podríamos juntarnos a comer sushi, acuérdate que te la debo”…”Pucha, lo siento, ando súper ocupada, pero para la otra”… Nada de ex civilizada, no va conmigo.

Han pasado dos meses desde entonces y ahora el lolo apareció con regalos... “buenos regalos”, los cuales le tire por el rostro, por orgullo… llamadas, correos…Accedí a reunirme con él para conversar, decirle que me tenía que conquistar de nuevo y que me diera tiempo… pero después me arrepentí… Y ahora llama y llama!!! Cómo no entiende que si no contesto es por que no quiero hablarle!!.

Opté por cambiar el celular, pero como era una relación seria tiene el número de mi casa, y llama y corta cuando contesta otra persona… Ahora me pregunto, ¿por qué siempre vuelven como perros arrepentidos, diciéndote que te aman, que te quieren?... Todo lo que quisiste escuchar durante el pololeo, pero de lo que se dan cuenta después, probablemente cuando la otra Yegua no los pescó, y ya no es admirable ese algo que pudiste conseguir de esa relación…

Kuek… pa' el “Difunto”, y para todos los perros arrepentidos que existen…

Gaviota

jueves, 11 de marzo de 2010

Ódiame, por piedad...

Amig@s de nuestro blog, retomando las colaboraciones que llegan a nuestro correo, les tenemos esta joyita para que lean, disfruten y comenten. Un saludo cariñoso de su Ex favorita.


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Cada cierto tiempo llegan amigas mías a contarme de sus rupturas. Aparecen todas acongojadas contándome sobre su experiencia con el saco de weas de turno. Ya saben, el inmaduro emocional, el que las pateó porque estaba "confundido", el que terminó con ellas para encontrarse a sí mismo y resultó que en un par de semanas (o menos) estaba con otra.

Siempre las escucho con paciencia y trato de entenderlas. Pero una parte en el fondo de mi cerebro no puede evitar verse reflejada, más que con mis amigas, con sus exs. Esa soy yo: la saco de weas que nadie quiere tener como ex.

Quizás muchas féminas que lean esto querrán apedrearme ahora. Me dirán cosas como "deberías pensar en el daño que haces" o "ojalá algún día alguien te haga lo mismo a ti para que sepas lo que se siente". Creánme, no es necesario. Sí pienso en el daño que hago, y sí tengo empatía por lo que sufre el otro. Y sin embargo, pareciera que no lo puedo evitar. Me prometo no tener otra relación hasta haber madurado un poco más, pero conozco a alguien, me embalo, creo que todo será diferente y antes de darme cuenta qué pasó estoy terminando porque estoy confundida y creo que necesito tiempo para estar sola. De todos modos, cuando lo he dicho realmente he sentido que es cierto. No sé si eso empeora o mejora el asunto.

No crean que no siento culpas o no me siento mal por esto. Durnte mi adolescencia yo también estuve en el lugar de mis amigas y me metí con el saco de weas de turno, a quien maldije y pensé "me pregunto que se sentirá estar del otro lado, del lado del que hiere y no del que es herido". Cuidado con lo que deseas, dicen. Me pasó. Y les cuento que no es agradable.

No es bonito ser odiada. Tampoco sicopateada porque dejaste marcando ocupado a algún pobre desgraciado que realmente se ilusionó contigo cuando tú no lo hiciste, y que pasó mucho tiempo llamándote post ruptura para que se juntaran o pidiéndote explicaciones sobre por qué terminaste. Lo peor es que a veces ni tú conoces bien la respuesta. Simplemente despertaste un día y sentiste que ya no podías seguir. A veces ocurre que después de eso te arrepentiste y hasta volviste con el susodicho, y otras nunca te arrepientes ni miras para atrás.

Terminar fue una buena decisión. Sólo que él no está de acuerdo.

Sé que me han odiado, me consta. Han hablado con amigas en común tratando de encontrar explicaciones a mis acciones, porque el "ya no te amo" no les bastó y pensaron que debía ocurrir algo más. He leído cosas de mí que han escrito en internet o escuchado o me han contado algo que han dicho. Una vez me tocó la teoría de uno sobre que le puse el gorro y lo usé. ¿Mi versión? No sólo no le puse el gorro, sino que cuando lo conocí realmente creí que con él podía funcionar algo serio. Pero yo estaba muy confundida en ese tiempo y no debí empezar con él tan pronto después de haber terminado mi relación anterior. No alcanzamos a durar ni un mes.

Así soy yo, cometo errores por dejarme llevar y no pensar bien en las consecuencias de mis actos. En el fondo, soy una pendeja. Soy inmadura emocionalmente y cada vez que me propongo estar sola un buen tiempo para no meterme en más cachos, la fuerza de voluntad me dura menos que la de mujer a dieta. Conozco a alguien, vuelvo a pensar que todo será diferente, que yo ahora soy diferente, y la vuelvo a embarrar.

Gracias a ciertas declaraciones de odio que he recibido, sólo me falta saber de algún ex borracho cantando en algún carrete "Maraca Conchetumadre" de los Picantes y dedicándomela, pidiéndome que me "meta por la raja mi falso amor" (perdonen el poco delicado lenguaje).

Ahora, no deja de sorprenderme la conducta del "otro lado de la historia", de estos hombres que caen.

A más de alguno yo le advertí que estoy cagada del mate, que tengo issues y no son menores, figura paterna ausente, familia disfuncional, ustedes nómbrenlo. Y lo advierto siempre al inicio, para que sepan bien cómo soy antes de meterse conmigo. También les cuento de mis exs y cómo han terminado las cosas. Nuevamente, para que sepan con quién se están metiendo. Y aún así, se arriesgan. Deben creer que ellos me van a poder cambiar. Que he sido así netamente porque no he encontrado a la persona indicada, al hombre que me dome, cual Fierecilla Domada. Qué sé yo.

O en una de ésas, simplemente les gustan las "maracas conchetumadres" del mundo. Quizás sean la versión masculina de la mujer a la que le gusta sufrir por amor. Y yo, la siempre dispuesta victimaria que los ayudará a hacerlo,

Maraca Conchetumadre

lunes, 8 de marzo de 2010

Igual que quinceañera

Venía saliendo de la peor de mis pateaduras, con severos riesgos de recaer, luchaba por que cada día fuera un triunfo de mi nueva soltería, y no un paso de vuelta a los brazos de los que había huído despavorida... pero a veces era más fuerte que yo y me veía nuevamente buscando que él diera el primer paso, que me hiciera ver que yo estaba equivocada y que nuestra vida juntos podía volver a encaramarse sobre un arco iris, que... que...

Lo que más detestaba era pensar que probablemente no encontraría un “chico tan bueno” como mi Ex. Ninguno estaba a su altura. Su maldita altura.

Bueno, en esas estaba cuando llegó él, quien sin saberlo se volvió de pronto en mi nuevo caballito de batalla contra el recuerdo del Ex. Era perfecto, un chico tan o más bueno, alegre, amable, inteligente, atractivo... y lo mejor de todo: era un nuevo motivo para alejarme de los recuerdos de mi Ex y sus brazos dispuestos a demostrarme que me había equivocado y que no había nadie mejor que él en esta vida, nadie me trataría mejor y que de una buena vez por todas me conformara.

Pero había un problema: Él no tenía idea de mi existencia. O más bien sí, pero de una forma bien remota... una de las tantas chicas que conoció trabajando y, probablemente, una de las tantas grupies que lo seguían idiotamente para todos lados. Probablemente no una de las más curvilíneas, así que tenía la pista pesada. Él era un chico popular.

Pero eso no me desalentó, ya el sólo hecho de pensar en algo diferente a mi relación anterior era algo positivo así que, según yo, entré a la competencia.

En un inicio hice cosas torpes, como agregarlo a MSN para tratar de conversar y conocerlo mejor, pero poco a poco mi supuesta “conquista” pasó a un segundo plano y pasé de a salir 'coincidentemente' a sus lugares favoritos, a volver a bailar tras años encerrada en ver tele en “tu casa o la mía”, recobré la personalidad para contestar las tallas pesadas y para subir al columpio al resto, me volví proactiva, y con el tiempo empecé a sonreír más a menudo, a veces cuando recordaba la vez que pude hablar con él y recordó mi nombre y a veces porque sí, simplemente por mí, hasta que de pronto me olvidé incluso de él, mi motivo inicial para todo.

Luego me di cuenta de que más allá de un par de cosas como “me gustan los fideos con salsa” no teníamos mucho en común, que seguía siendo una desconocida y que el pobre estaba chato de sus grupies, que mis chances con él eran remotas y que toda mi fantasía respecto a él estaba mejor en ese estatus: un amor platónico fantasioso del que él nunca se enteró.

Pero, infantil y todo, esa fantasía me ayudó a superar en un par de meses lo que pudo haber durado años, y siempre recordaré con cariño lo que sin saber hiciste por mí.

La primera vez que me miraste a los ojos y sentí que el piso se derretía a mi alrededor.

La primera vez que me tocaste o rozaste y pude sentir un shock eléctrico recorriendo todo mi ser.

La primera vez que sentí que me mirabas a escondidas y sonreí para mis adentros como una capitana victoriosa.

La primera conversación que tuvimos por MSN, contigo confundido por la milésima extraña que te agregaba inexplicablemente.

La vez que estuviste a punto de pedirme que bailara contigo, pero alguien te lo impidió.

La vez que me hablaste por mi nombre.


Nunca supe si mi interés era recíproco, no sé si hubiese resultado, pero simplemente hoy, sólo te quiero agradecer por existir.

Porque, admitámoslo, hay personas que con sólo admirarlas ya le hacen un bien a la humanidad :D


Liss

martes, 2 de febrero de 2010

La pregunta

Antes de que comience esta maravillosa entrada, queremos pedir las más sinceras disculpas por no estar actualizando tan seguido como quisieran. Algunas Exs están de vacaciones, otras a full con el laburo y se ha hecho bien complicado coordinar las actualizaciones. Pero Marzo se viene con varias y buenas sorpresas así que sigan sintonizándonos. ¡Gracias por su paciencia!

Queridas mías, las invito a ponerse una mano en el corazón, a hacer memoria y contestar la siguiente pregunta: Nosotras, al empezar una relación, siempre sabemos más o menos cuánto va a terminar, ¿no? No me refiero a saber exactamente cuánto, pero siempre hay una idea.

Esa sensación de “sí, yo tal vez llegaría a considerar casarme algún día con él” o “me estás webiando, ¿no?” se sobreviene después de unos pocos días, o incluso horas, y suele convertirse en una vocecita delicada que recuerda, cada cierto tiempo, que andar por la vida dando jugo o perdiendo el tiempo a veces no es muy bueno.

Me explico, cuando empecé mi relación con José habían unas cien cosas de mí que él odiaba, por ejemplo, mis gritos, mi afán de confrontar a la gente, mi poca paciencia, mi puntualidad, mi obsesiva necesidad de coordinar qué se iba a hacer y dónde por lo menos el día antes, mis comentarios ácidos cuando sus amiguitas buscaban monedas en sus bolsillos, etc. Y cien cosas de él me molestaban a mí: la relación enfermiza con su padre, el odio parido hacia su hermana, la adoración sin límites hacia su madre, sus amigos abusadoras y excluyentes, su impuntualidad, su desorden, etc, etc.

Visto en retrospectiva la relación estaba condenada al fracaso desde antes de empezar.

Pero como yo soy bruta, y en ese momento pensé que había amor y que ese amor era mutuo, démosle, total, si se quiere se puede, cierto?

Mentira.

En mi relación previa con Andrés, también me molestaban cosas, su incapacidad de enfrentar a sus padres era una, sus eternos juegos de niño chico, etc. Y supongo que habían cosas de mí que le molestaban, como por ejemplo el hecho de que yo no bailaba axé, pero no me lo dijo en el momento adecuado.

Pienso, entonces, que son esos detallitos los que dan pistas de cómo se viene la mano.

Si a eso le sumamos la percepción de los amigos, y de la familia, junto con otros eventos, como por ejemplo las ganas impulsivas de ver a algún viejo amigo, o el eterno suspiro cuando el muchacho te pide un favor, bueno, no es ningún misterio que la cosa se está apagando, y si no nos damos cuenta es porque no queremos darnos cuenta.

Pienso, también, que el tema de la cama puede ser un indicador de que la cosa va bien, mal, o da para largo. La buena cama, la complicidad, el placer, el hecho de que después de den ganas de dormir, fumar, comer o querer empezar de nuevo son decidores, pero no definitivos.

A veces uno se acuesta por amor, por bronca, por odio, por ocio, o por calentura, entonces al final este es solo un indicador de qué tanto nos gusta la cacha, y nada más.

Pero sumando los distintos factores, yo creo que podemos saber, que podemos tener una idea, para que un desenlace (“no eres tú, soy yo”) u otro (“quieres vivir conmigo?”) no nos pillen tan en frío, ¿no creen?

Leonor

martes, 19 de enero de 2010

Manual para retomar contacto con un ex buena tela

Hay exes a los que no quieres ver, que te dañaron y te hicieron mal. Por mí, que se pudran en el infierno de la indiferencia. Que otra se quede con el cacho.

Pero existen otros que no fueron malos y te dañaron igual. O, más que dañarte, se te incrustaron en la cabeza y el corazón como un jodido cáncer... Bueno, es casi lo mismo. Si este es tu caso y ansías ver de nuevo a ese hombre, ten en cuenta lo siguiente:

  1. Pregúntate: ¿qué tenía tu ex que te dejó tan pegada? Actitudes, algo de su físico, etc. Algunas veces, quedarse pegada con una persona y afanarse en buscarla ocurre porque no creemos poder volver a sentir algo similar por alguien, o que no habrá nadie como él en este mundo.

  2. Revisa todo lo bueno que tuvo, lo que más te gustó y lo que más te hizo feliz. Aunque sea algo absurdo. Después, anota todo lo malo y lo que más te dañó.


  3. a) Si la lista negra es más larga que la de virtudes, plantéate la situación. ¿Quieres volver con el socio? ¿Exigirle que te pida perdón de rodillas o hacerle daño? ¿Que te explique los porqués? ¿Probar si ha cambiado su forma de ser? Mira, el daño está hecho. El tipo jugó baby-fútbol con tu corazón y se fue. Sacarás más en limpio si ves cuál fue tu 50% de responsabilidad en la relación en vez de quedarte pegada pensando en motivos que al otro ni siquiera le interesa revisar.

    b) Si la lista de virtudes es mayor, puede que lo hayas idealizado o que realmente fue un buen tipo. Para probar lo primero, muéstrale la lista a amigos o familiares que lo hayan conocido y pregúntales si era así como lo vieron. Si nadie lo conoció, vas a tener que sincerarte contigo misma y acordarte de que es un ser humano como todos antes de rehacer la lista.

    Si de verdad fue un buen tipo, ¡Bien! Como en el punto 3.a, revisa qué papel jugaste en la relación. Vamos, que tú no eres la única víctima. ¿Lo creíste perfecto y exigiste que lo fuera? ¿Le pediste más amor del que estaba dispuesto a dar? ¿Le impusiste que llamara más, escribiera más, invitara más? ¿Lo paqueaste? ¿Le armaste escenas de celos con gritos, llantos, vasos llenos voladores y espectadores includos? ¿Ignoraste sus quejas?

  4. Ahora que tienes claro lo que hiciste, lo que hizo, lo que es, si crees que aún te estima y sigues queriendo verlo, imagina que estás ante un altar con el compadre vestido de frac al lado y responde sinceramente lo siguiente:

    • ¿Aceptas a este compadre con sus defectos y virtudes, aunque esté casado y con hijos?

    • ¿Aceptas lo que él quiera y pueda ofrecerte, sin exigir más ni conformarte con menos, y sin darle vueltas al asunto después?

    • ¿Estás dispuesta a admitir que es imposible empezar desde cero?

    • ¿Serás feliz si él está bien consigo mismo o con su pareja, aunque no seas el motivo directo de su felicidad?

    Una respuesta honesta y afirmativa a todas y cada una de las preguntas es que realmente lo quieres como ser humano, así que tienes derecho a retomar el contacto si es lo que deseas. Ojo, nada de forzar las cosas ni forzarse (ni forzar al pobre cristiano).

    Si respondes honesta y negativamente a una o todas las preguntas... RTFM* cuantas veces sea necesario!!!

  5. Esto se aplica para hombres, mujeres y parejas homosexuales.

  6. Todos los puntos son cuestionables, la verdad absoluta es la relatividad de todas las verdades.

  7. Las excepciones confirman la regla.

MilDiez

*= Read The Fucking Manual xD

lunes, 11 de enero de 2010

La confusión NO existe

Nadie está confundido por 6 meses. Es más, nadie está confundido por más de 5 minutos. Nadie no sabe lo que quiere. Siempre hay una parte de uno, aunque sea la caliente y animal, que apunta, literalmente, a lo que desea.

Es un hecho inevitable de la vida.

Entonces, ¿por qué la falta de bolas para decir las cosas?

Uh, que feo que suena eso, pero parece que están de moda los hombres mudos selectivos. Y de verdad no lo entiendo. ¿Por qué piensan que un “estoy confundido, no sé, pero igual creo que te quiero” hace menos daño que un “no te amo, terminemos”?

Este afán de generar falsas expectativas, de dejar que una se enrolle, ¿les alimenta el ego? ¿es eso? ¿o es que cuando no hay nada en la televisión tiene su gracia y su encanto ver cómo la mina a la que le prometieron el oro y el moro ahora llora de dolor, los mira con los ojos llenos de lágrimas afirmándose con uñas y dientes al borde del abismo por el cual no quiere caer pensando una tontera tan grande como que su amor es suficiente para los dos?

Eso es una falta de respeto, por decirlo menos.

Y no creo que exista justificación alguna.

No faltan los que inventan tonteras del estilo “me preocupa lo que va a ser de ti sin mí”, como si una de verdad estuviera afirmada por el lado de afuera del balcón a lo Rose en Titanic, a punto de soltarse en el instante en que él se vire, porque claro, cómo es posible que siquiera intentemos vivir sin él.

Impresiona la dualidad del tema: por un lado, son gallinas, porque no tienen las bolas para decir las cosas por su nombre, y por otro lado, literalmente se creen el tarro con más duraznos y está seguro de que moriremos si nos sueltan la mano.

¿Cómo es posible que el tarro con más duraznos sea una nena de pecho que en vez de decir la verdad guarda silencio e incluso derrama un par de lágrimas con ojos de cocodrilo al ser encarado?

Este afán de tirar las cosas por la tangente, de hacerse los ofendidos, de no decir la verdad, de esconder detrás de más gente, de disfrazarse con omisiones, y mentiras, ¿para qué?

Pura cobardía.

Increíble. Muchas mujeres son, somos, más hombres que la mayoría de ellos.

Ahora, es cierto, es parte culpa nuestra por no soltar al primer indicio, por pensar que se les va a pasar la tontera, pero de modos, ¿es necesario darnos cuerda?

Leonor

viernes, 8 de enero de 2010

Una visión positiva del Ex

Querido público, hoy queremos compartir con ustedes la historia que nos ha enviado Civilizada, una fiel lectora de nuestro blog, para que lean y comenten. No olviden que pueden hacernos llegar sus escritos al correo soy.la.ex@gmail.com, ¡que tengan un buen día!

Mis problemas con los ex no tienen que ver precisamente con el odio acérrimo o el juntar recuerditos o quemar en piras rituales las fotos.

Mi asunto es que termino bien con ellos, civilizada, dulce y educadamente.

Me remitiré al ultimo ex, llamémoslo Vicho.

Con Vicho tuvimos una buena relación en su peak, decían que deberíamos casarnos, ponernos la roca, juntos hace años y todos esas frases clichés que hacen que se arruine todo, él no era romántico, es más bien frío, pero me pidió pololeo de rodillas en un lugar público (llámese Terminal de buses), pero como todo lo que sube tiene que bajar llegamos al punto donde éramos más amigos que pareja y me dijo las palabras fatales “No eres tú, soy yo”, como me dolió en ese instante, yo lo amaba, o sea le dije Te Amo, pero después de la distancia adecuada (un mes sin hablarnos) y el regalo adecuado (ese hombre si me conoce), hemos llegado al entendimiento, funcionamos como uno.

Me explico, a pesar de no ser pareja somos realmente buenos amigos, nos apoyamos en nuestros proyectos, es capaz de llamarme y hablarme dos horas para convencerme de no hacer algo, adularme como el primer día, y yo estar ahí para escuchar sus rabietas con Nicolás (su jefe), saber que camisas se debe de comprar por que vienen con el color de sus ojos, asesorias varias, regalos que aún nos hacemos (mi ex suegri aún pregunta por mí, ja¡)

Nos conocemos demasiado como para pasarlo por alto, somos importantes en nuestras vidas, creo que lo único que no conoce de mí es el blog. Y yo de él hasta sus historias oscuras, problemas con los viejos, odios varios etc.

Los ex no deben ser satanizados, ojala todas tuvieran una buena relación con él, fue importante, dejo huella y es importante cerrar ciclos y reconciliarse con el pasado

martes, 5 de enero de 2010

Acta de Rendición

Siempre me han llamado la atención las personas que después de una decepción amorosa se ponen en pie de guerra a todo lo que huela a romance. Que el amor no existe, que tener pareja es una pérdida de tiempo, que mejor dedicarse a follar y pasarlo bien sin querer consecuencias. Y sí, cada uno tiene derecho a hacer/pensar/creer lo que les siente mejor, pero ¿Really? ¿El amor no existe? ¿Es una pérdida de tiempo? Give me a big fuckin break!!!

Creo que desde que tengo uso de razón que soy una romántica incurable. Me gusta cenar a la luz de las velas, las mariposas en el estómago, que todo me recuerde a él. Mirarme al espejo e imaginar que hace sólo unos momentos mi piel no era mía y sonreír como si tuviese el mayor y más interesante de todos los secretos. Y porrazo tras porrazo, decepción tras decepción me decía que tanto dolor siempre valía la pena. Hasta ahora.

Después de tocar fondo con el término de mi última relación y los continuos tropiezos con la misma piedra, mi romanticismo se fue al carajo. No porque ya no crea en el amor, sino porque dejé de creer en mí y en mi capacidad de entregarlo sin medida, de manera absoluta y total.

Me miro al espejo y me siento incapaz de entregarme a alguien. Siento que la muralla que tan delicadamente y con tanto esfuerzo desarmé para Él, se rearmó en cuestión de suspiros y más fuerte y alta que nunca. Y me pregunto por primera vez y de verdad, si tanto esfuerzo vale la pena.

Parte de mí dice que sí, que el amor siempre vale la pena. Que los esfuerzos y rabias y penas que vives son compensados con creces con cosas simples como una sonrisa sincera, un beso largo y un abrazo acogedor cuando el mundo parece querer comerte viva.

Pero otra parte de mí, la mayoría en verdad, entró en pánico frente al posible escenario de tener que pasar por toda la pena, rabia y decepción post ruptura. Una tras otra, se van poniendo más difíciles, cada vez son más cosas las que están en juego y mi corazón simplemente se rindió. Se armó la fortaleza más inexpugnable posible y no quiere salir de ahí. Y, a ratos, yo tampoco.

Juana La Loca

 
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